"CAPITULO 15"
A pesar de lo mucho
que a __________ le gustaba el húmedo clima inglés, tenía que reconocer que
para su trabajo era un problema, especialmente cuando se trataba de restaurar un
fresco. En los desiertos de África, Palestina y Mesopotamia bastaba con retirar
la arena y las imágenes reaparecían intactas, con toda su belleza, pero en
Inglaterra la humedad lo hacía todo más complicado.
El lodo cubría todo
el fresco y, a causa de haber permanecido seiscientos años bajo aquella tierra
húmeda, la pintura se había degradado tanto que para __________ era casi
imposible distinguir ninguna imagen. Encontrar el color que más se parecía al
original e intentar dibujar los fragmentos que faltaban era un trabajo
exasperante, aunque algunos días lo era más que otros. Aquél era uno de esos
días.
Reunió todos los
fragmentos del fresco que los trabajadores habían descubierto hasta el momento
y los clasificó por grupos según las imágenes que se representaban en ellos.
Luego, con la ayuda de una pequeña espátula, empezó a juntar las piezas como si
fuera un puzle. Igual que en el suelo que había reparado el día anterior, a
medida que lo restauraba iba apareciendo la figura de Venus.
No estaba
acostumbrada a trabajar con un material tan delicado; las piezas se rompían
fácilmente, así que debía poner en ello toda su atención. El problema era que,
una y otra vez, se distraía recordando lo que había pasado unas noches atrás, y
la conversación que Tom y ella habían mantenido en la biblioteca.
__________ no podía
dejar de pensar en lo que había dicho sobre haber conocido a alguien
perdidamente enamorado y cuyo final había sido trágico. Se preguntaba de quién
estaría hablando. ¿De sí mismo
tal vez? eso explicaría su actitud tan cínica, fría y calculadora frente al
matrimonio. Tenía que concentrarse. A ella no le importaba nada lo que él
pensara del matrimonio ni con quién fuera a casarse.
Desde esa noche en
la biblioteca, cada vez que él le pedía algo añadía «por favor», y cuando ella
finalizaba la tarea que fuera, le daba siempre las gracias. A menudo charlaba
con ella de cosas sin importancia, como el clima, y de cómo las cálidas
temperaturas debían de ser mejores para su trabajo. A veces le comentaba las
noticias del día, haciendo especial hincapié en el exceso de institutrices que
inundaban Inglaterra o lo aburridísima que era la vida social de Londres.
Incluso había ordenado que cada hora una sirvienta fuera a la antika a
preguntarle si quería una taza de té, y a menudo mandaba allí a trabajadores
para ver si necesitaba algún tipo de ayuda.
Como si nada de eso
pudiera convencerla de que se quedara. Al comprobar que con el dinero no iba a
lograrlo, ahora el duque intentaba demostrarle que era capaz de ser encantador
y considerado.
Ella hizo una mueca
de desdén. Él no era considerado. Era egoísta, altivo, y no tenía en absoluto
en cuenta los sentimientos de los demás. Aparte era frío, tan frío que, de un
modo calculado, había escogido casarse con una mujer de la que nunca pudiera
enamorarse.
Sin embargo, a
pesar de todos esos defectos, ella había creído estar enamorada de él. ¿Por
qué? ___________ dejó de trabajar y miró al infinito pensando en ello. ¿Qué
había visto en él que la había cautivado?
Se acordó de Cleopatra
y se dio cuenta que no sólo las mujeres pueden tener ese algo que las convierte
en mágicas y fascinantes. Tom también lo tenía.
Pensó en todas las
veces que él la había mirado como si fuera especial, como si, por un instante,
para él únicamente existiera ella en el mundo. Pero era sólo por un instante,
solamente cuando él quería algo de ella. Cuando necesitaba que hiciera algo
difícil y en poco tiempo, había recurrido a esa sonrisa para que ella no
pudiera negarse. Una vez había obtenido lo que quería, se iba, llevándose con
él la magia, sin darle las gracias por haberse pasado miles de horas
trabajando.
Ahora sabía que
todas esas veces que la había mirado de ese modo especial ni siquiera la habrá
visto. Sólo la había utilizado para alcanzar sus fines. Y, a pesar de todo
ello, cuando el otro día le pidió que se quedara, durante un segundo estuvo
tentada de aceptar y complacerle.
Sí, él tenía esa
inexplicable alquimia que lograba que una sirvienta fuera a buscar mantequilla
fresca a las dos de la mañana sin enfadarse, que a la señora Bennington se le
acelerara la respiración sólo por estar hablando con él sobre el mal estado del
camino, y que la vulgar y corriente ___________ Wade se sintiera una de las
mujeres más bellas del mundo. Pero no era real.
Respiró hondo y
reanudó su trabajo. Por suerte, ahora ya lo conocía, y esa magia ya no podía
afectarle.
____________ cogió
otra pieza y, con la espátula, empezó a esparcir sobre ella un poco de cemento,
La presión debió de ser demasiado fuerte, y la ya delicada pieza se partió en
dos entre sus manos. Era la cuarta vez que le pasaba eso, cuatro fragmentos
únicos e irreemplazables se habían convertido en polvo y escurrido entre sus
dedos.
—¡Oh, maldito fango
ingles! ¡Destruye todo lo que toca! —gritó y, exasperada, lanzó la espátula con
fuerza. El ruido que hizo al caer fue acompañado de un silbido, y cuando ___________
se dio la vuelta vio a Tom de pie en el umbral de la antika.
—Vigile dónde lanza
las cosas, señorita Wade —dijo, y se agachó para recoger la espátula.
—¿Le he dado?
—No —contestó—,
pero ha estado cerca.
___________ le miró
mientras se aproximaba a ella. Sabía que aún no había ido a visitar al señor
Bennington a la excavación ya que, aunque no llevaba chaqueta ni corbata, su
camisa era de un blanco inmaculado, sin una pizca de polvo ni de suciedad. __________
se alegró de que la llevara puesta.
Desvió la mirada.
—Me alegra no
haberle lastimado —dijo, mientras él se colocaba justo a su lado.
—¿Por qué estaba
maldiciendo el fango de Inglaterra? —Colocó la espátula en la mesa, al lado del
bol con el preparado de cemento.
___________ tomó
aliento y, al hacerlo, inhaló su aroma mezclado con un poco de esencia de
limón. Se estaba poniendo nerviosa y no sabía qué hacer. ¿Era realmente
necesario que estuviera tan cerca de ella?
—No es nada
—contestó, y volvió a coger la espátula—. Es sólo que hoy estoy de mal humor.
—¿De mal humor?
Debo de estar soñando.
Ella cogió un poco
de cemento.
—No sé a qué se
refiere —dijo, y empezó a repartir la pasta por encima de una pieza de las que
había escogido antes.
—En estos últimos
días me he sentido perdido, como si estuviera en un sueño extraño —explicó, y
se apartó de ella.
__________ se
sintió aliviada de que se alejara, pero aún notaba su mirada fija en ella
mientras se colocaba justo enfrente de su mesa.
—Usted no es para
nada como me la imaginaba —prosiguió él—, y la verdad es que me tiene muy
desconcertado.
___________ juntó
las dos piezas del fresco y no contestó. Mientras esperaba a que el cemento se
secara, levantó la vista y vio cómo Tom se arremangaba las mangas de la camisa.
A medida que el blanco lino desaparecía, ella observaba sus marcados antebrazos
y cómo iba apareciendo su piel. Empezó a tener calor y a recordar la imagen de Tom
sin camisa, pero luchó por concentrarse en lo que él le estaba diciendo.
—Creo que todos los
prejuicios que tenía de usted se están desmoronando. Uno a uno.
Ella era humana, no
una máquina, así que no pudo evitar preguntar.
—¿Y qué prejuicios
eran ésos?
Tan pronto como lo
hubo dicho, deseó poder retirar aquellas palabras. No se veía capaz de oír otra
vez falsos halagos destinados a convencerla de que se quedara. Miró de nuevo
las piezas que tenía en la mano e intentó reconciliar la conversación hacia un
tema más seguro.
—Olvídelo. No quiero
saberlo.
—Se lo diré de
todos modos. Creía que usted era una joven tímida y maleable, dispuesta a hacer
todo lo que yo le pidiera y cuando se lo pidiera.
«También pensaba
que era como un insecto pegado a una hoja.» __________ no se atrevió a hacer
ese comentario en voz alta, aunque una parte de ella quería provocar que se
sintiera culpable de todo lo que había dicho ese día.
—Pues estaba
equivocado.
—Ya lo veo —admitió
él—. Ahora me doy cuenta de que no es ni tímida ni maleable. De hecho, señorita
Wade, tiene bastante carácter. No tiene reparos en lanzar objetos a través de
la habitación cuando está enfadada, y tampoco teme decir lo que piensa. Tras
cinco meses de una actitud serena y complaciente, hace sólo unos días expresó
usted con bastante elocuencia lo que piensa de mí. Comprenderá que me sienta
desconcertado y que me pregunte la razón de esos cambios.
Todo su cuerpo se
tensó al oír esas palabras, pero se juró que nunca le diría la verdad. Sería
demasiado vergonzoso. Respiró hondo y contestó.
—No sé lo que me
pasó el otro día. No acostumbro a ser tan brusca.
—Acepto sus
disculpas.
___________ levantó
la barbilla y se dio cuenta que él le estaba sonriendo, poniendo en marcha su
magia.
—No me estaba
disculpando —replicó ella enfática—. Nunca me disculpo si, tras haber sido
provocada, doy mi sincera opinión.
Tom apoyó las manos
en la mesa y se acercó un poco más a ella. Aunque no había una sonrisa en sus
labios sí que parecía que sus ojos le estuvieran sonriendo.
—Señorita Wade, ¿no
sabe darse cuenta de cuándo le están tomando el pelo?
—¿Me estaba tomando
el pelo?
—Eso me temo.
Ella no quería que
él le tomara el pelo. Eso hacía que bajara la guardia y que le fuera mucho más
difícil odiarle. Seguro que él lo sabía.
—¿Le gusta tomarle
el pelo a la gente?
—Por ahora, me
gusta tomarle el pelo a usted. Le confieso que lo encuentro… fascinante. Debo
hacerlo más a menudo. —Retrocedió y se apartó de la mesa. Con las manos tras la
espalda propuso—: Cene conmigo mañana, señorita Wade.
—¿Es una invitación
o una orden?
—Una invitación.
Ella se sentía
atrapada y apartó la mirada. No quería cenar con él, no quería conocerle mejor.
—No creo que sea
apropiado.
—Invitaré también
al señor y a la señora Bennington. —Aunque su semblante estaba serio, en sus
ojos se mantenía aún la sonrisa de antes—. Para persuadirla estoy incluso
dispuesto a pedírselo por favor.
__________ no
quería que la persuadiera, pero tal como él había señalado la semana anterior,
si mantenían una relación cordial, el tiempo que estuvieran juntos resultaría
mucho más agradable.
—De acuerdo, acepto
su invitación.
—Excelente,
señorita Wade. Si seguimos así, puede incluso que nos hagamos amigos.
____________ volvió
a sentirse incómoda.
—Yo no apostaría
por eso, señoría.
CHICAS... aqui un nuevo capi..y lo hice mas largo.. ya que no habra otro hasta el proximo lunes jajaja xd... espero que les guste... y ya pronto vendra una cena jajaja
pero no es como ustedes creen.. tendran que esperar....
Las Quiero
Bye =D
perooooooo tamiiiiii por que lo dejas ahiiiiiiiii me dejaste de verdad intrigada quiero saber que pasara en esa cenaaaaaaaaaaaaaaa y es mucho tiempo hasta el lunesss. besos cuidate...
ResponderEliminarAle de verdad que mañana tratare de subir.. si es que me da tiempo o sino seria hasta el lunes... pero tratare mañana en la tarde =)
EliminarComo nos dejas todas en escuas hahahaha..
ResponderEliminarMe encanta leer esta hermosaa..
Tamitha falta mucho para un acercamiento entre Tom y (tn)? Al menos dime esooo..
Esperare hasta el lunes.. Bye cuidate :D
Ahiii Jenii yo creo que faltan mmmm la nada misma.. pero es que si te cuento no podre parar jajaja pero si esta super cerca un acercamiento para Tom y TN... y sobre todo para Tom que yo creo que se quedara helado por un rato jajaj xd.. si puedo tratare de subir mañana o si no el lunes.. pero el proximo capi se viene bueno.... ya veras =)
Eliminarno habia podido comentar, ni leer... :( pero ya me puse al corriente!! no dejaria de leer tu fic por nada!!!
ResponderEliminarya quiero el primer acercamiento de Tom y Tn! al fin Tom se esta dando cuenta de que es una mujer y no una maquina que emocion!! siguela pronto me encanta!
besos!
cuidate :)
wolap! ya lei todos los capitulo y esta genial xD siguela nena! ya sabes que siempre te comentare, tarde pero seguro ... cuidate y que estes bien adios :)
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