Mi Amor Platonico

Mi Amor Platonico
Y el amor roto, cuando vuelve a nacer, crece
más bello que el primero, más fuerte, más grande.


viernes, 15 de marzo de 2013

"CAPITULO 35"




___________ notó que él se levantaba y abrió los ojos. Empezaba a amanecer y vio que él estaba de pie junto a la mesa, dándole la espalda.

Se apoyó en un codo y miró su torso desnudo. Estaba tan cerca que podía verle perfectamente sin las gafas, tan cerca que podría tocarlo. Tenía unos hombros muy anchos, pensó ella, y unas caderas más estrechas que las suyas. Desde el primer momento que lo vio en la excavación se dio cuenta de lo atractivo que podía ser un hombre sin camisa. Pero a pesar de toda su fuerza, la había abrazado con dulzura y la había acariciado con exquisitez. Sin el calor de su cuerpo empezó a notar el frío de la habitación, pero le bastó con recordar lo que había pasado entre ellos para volver a sentirse a gusto. Eso la hizo sonreír.

Bostezando, se incorporó y apartó el abrigo de él, que aún la cubría, con intención de empezar a vestirse.

—Creía que estabas dormida —dijo él sin darse la vuelta.

—No. —Ella le rodeó las caderas con las piernas desde atrás y se abrazó a su espalda. Esa mañana se sentía femenina, bonita y absurdamente feliz. Estaba contenta y todo le parecía bien. Era fantástico que tener relaciones con un hombre lograra todo eso. Era algo extraordinario.

Ella apoyó la mejilla en su espalda y se dio cuenta de lo tenso que estaba él desde que lo había abrazado. Apartó la cabeza preocupada.

—¿Tom?

Él se separó bruscamente de ella y sólo la miró un instante antes de agacharse para recoger su camisa del suelo.

—¿Estás bien?

Tom se irguió y se puso la camisa. Entonces la miró, carraspeó y volvió a apartar la vista.

—Te he hecho daño —dijo mirando a través de la ventana—. Perdóname, no era mi intención.

¿Por qué estaba tan preocupado? Le había dolido, pero muy poco, y sólo durante un momento.

—Oh, no. —Bajó de la mesa y, para tranquilizarlo, Le acarició el brazo—. No fue nada. Estoy perfectamente bien, Tom. —Desvió la mirada hacia su torso y volvió a sentirse un poco tímida—. La verdad es que me siento maravillosamente bien —confesó sonriendo, y se atrevió a acariciarle el pecho. Tocó la piel caliente que aún no había cubierto con la camisa y lo miró esperando que él se diera cuenta de cuáles eran sus intenciones.

No lo hizo. Apretó los labios y volvió a agacharse para recoger su chaqueta.

Ella lo miró durante un instante.

—Tom, por favor, no te preocupes por mí. El dolor fue insignificante.

—Me alegra oírlo.

Él acabó de vestirse sin mirarla.

___________ empezó a sentirse incómoda. Se dio la vuelta y comenzó a arreglarse la ropa. Primero se abrochó la camisola y luego el vestido. Los dos se vistieron en silencio. Cuando estuvieron listos, él apoyó las manos sobre sus hombros por un instante y ella se sorprendió de que la tocara. Pero volvió a apartarse y recogió su corbata, se levantó el cuello de la camisa y se hizo el nudo.

—Tom, ¿qué pasa?

Él acabó de arreglarse el cuello y entonces le cogió las manos y se las llevó a los labios para besarlas.

—Yo asumo toda la responsabilidad de lo que ha pasado —dijo él, y le soltó las manos—. No tienes que preocuparte por tu futuro.

Ella lo miró sorprendida sin entender de qué estaba hablando.

—¿Mi futuro?

Él recogió su abrigo del suelo.

—Nos casaremos tan pronto como se hayan leído las amonestaciones. Celebraremos la ceremonia aquí, en la capilla ducal, si te parece bien. Si prefieres la capilla del pueblo, sólo tienes que decírmelo.

¿Tom le estaba proponiendo matrimonio? Ella no podía creer lo que estaba oyendo. Sonaba tan desapasionado que __________ no sabía si acababa de hablarle de casarse o estaba comentando el tiempo. La dulce sensación que la había inundado al despertar ya había desaparecido del todo.

Él se puso el abrigo, se dio la vuelta y caminó hacia la ventana.

—Hasta el día de la boda tendrás que vivir en otro sitio —dijo, mirando al aún oscuro exterior—. Enderby estará bien. No sería apropiado que estuvieras aquí. Yo se lo explicaré todo a Viola. Debido a la gran diferencia de rango que hay entre tú y yo habrá habladurías y, sintiéndolo mucho, no puedo evitarlas.

Él se calló, le seguía dando la espalda y ___________ no podía distinguir bien su expresión. No entendía por qué le estaba hablando de matrimonio, pero se acordó de lo que le dijo a su hermana de que nunca se casaría por amor, y supo que, antes de poder considerar su proposición, tenía que saber una cosa. Tomó aliento y preguntó:

—¿Me propones matrimonio porque te has enamorado de mí?

Él giró la cabeza pero no la miró a la cara.

—A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que yo, que yo, bueno, siento una fuerte, una gran pasión, sí, eso, una fuerte atracción hacia ti, y que te deseo intensamente.

—Entiendo —__________ no sabía cuál era la etiqueta para rechazar una proposición de matrimonio pero seguro que, como mínimo, había que ver la cara de la persona a la que se rechazaba. Se agachó y sacó las gafas del bolsillo del delantal, que aún estaba en el suelo. Con las gafas puestas caminó hasta él y le acarició el brazo—. El deseo es maravilloso, Tom; pero no es suficiente. No me casaré contigo.

—Ahora ya no tenemos elección. —Él no la miraba—. Yo he eliminado cualquier otra alternativa para ambos.

—Hablas como si yo no hubiera tenido nada que ver en todo esto. Fue una decisión de los dos, Tom, yo también te deseo intensamente, pero eso es todo. Sin amor, no veo ninguna razón por la que tengamos que casarnos.

Él se puso frente a ella y en su expresión no había ni un atisbo de afecto, sólo se veía la férrea determinación de salirse con la suya. Una expresión que ella conocía muy bien.

—Tienes que reconocer que no podemos hacer nada. Tenemos que casarnos. No tenemos elección.

—Yo no tengo que hacer nada. Sus obligaciones y sus normas no se aplican a mi vida, señoría —dijo ella intentando sonar tan fría como él—. Ya sé que el matrimonio es la respuesta más habitual ante situaciones como ésta, pero hay otras opciones. Nadie tiene que enterarse de lo que ha ocurrido. Yo me iré a Londres tal como tenía previsto y…

—De eso ni hablar. Ahora mismo podrías estar embarazada de mi hijo. ¿O no lo habías pensado?

Dios santo, no se le había ni ocurrido. Inconscientemente se acarició el abdomen y sintió una emoción hasta entonces desconocida. Una mezcla de esperanza y miedo, y entendió que tenía que ser fuerte y no permitir que las circunstancias marcaran su destino o el de su posible bebé.

—No sabemos si estoy embarazada —contestó ella—. Además tú eres un buen hombre y sé que, llegado el caso, te harías cargo de nosotros. Los hijos ilegítimos de los hombres de tu rango no sufren penurias.

—Por Dios, ___________, ¿de qué estás hablando? ¿Pretendes que te convierta en mi amante?

Antes de que pudiera contestar, Tom lo hizo por ella.

—No puedes ser mi amante. Si eso fuera posible, claro que me ocuparía de ti. Te compraría una casa y te daría dinero, pero eso está fuera de cuestión.

—Pareces familiarizado con los pormenores de tener una amante. —La duda la consumió y le preguntó—. ¿Tienes una ahora? ¿Una amante?

—La tenía, sí —contestó él con toda la dignidad que correspondía a un duque—. Pero no la he visto desde…

—¿Ella tiene…? —A ___________ se le hizo un nudo en el estómago pero se obligó a acabar la pregunta—, ¿tiene ella algún hijo que pueda…? —No pudo continuar. Se tapó la boca con las manos y se dio la vuelta.

—No. —Él respondió a la pregunta que ella no había acabado de formular—. Marguerite no tiene hijos, ni míos ni de nadie. __________, eso ahora no tiene importancia. He arruinado tu reputación y no voy a permitir que vivas con la vergüenza de tener un hijo ilegítimo. Así que, tal como te he dicho, tenemos que casarnos.

Ella se colocó al otro lado de la mesa para que ésta sirviera de barrera entre los dos y se volvió para poder mirarlo.

Él no la siguió, sino que se mantuvo donde estaba.

—Al parecer, eres la nieta de un barón. Viola me dijo que no sabes quién es, pero ya lo encontraremos. Le obligaremos a que te reconozca y obtendremos su permiso para casarnos. Una mera formalidad, dadas las circunstancias, pero necesaria al fin y al cabo. Negociaré con él los términos de tu dote y, cuando nos hayamos casado, te asignaré una generosa paga para tus gastos. Como mi esposa, tendrás siempre todo mi apoyo.

___________ empezó a sentir cómo la ira y la frustración invadían todo su cuerpo. Él estaba hablando como si ella no pintara nada allí.

—¿No es un poco exagerado que nos casemos? Reconozco que no soy una experta en estos temas, pero creo que los hombres de tu posición no se casan con mujeres como yo, sino que les pagan para que desaparezcan.

Él apartó la mesa de roble que había entre los dos con tanta fuerza que se desplazó hasta golpear contra la pared. Ella no se movió.

Dio un paso hacia ella y la silla siguió el mismo camino que la mesa. __________ continuaba sin moverse, mirándolo directamente a los ojos a sólo unos pasos de distancia.

—Acabas de insultar mi honor y el tuyo propio —dijo furioso en voz baja—. Si crees que voy a caer tan bajo como para pagarte por los servicios prestados como si fueras una cualquiera estás muy equivocada.

—Eres tú quien hace eso. No paras de hablar de arreglos y de pagas sin importarte cuáles sean mis sentimientos al respecto. Aceptar que te hicieras cargo de mi hijo es una cosa, casarme contigo otra muy distinta. Y totalmente innecesaria.

—¡Eras virgen, por todos los santos! Si crees que yo soy capaz de tomar la inocencia de una dama y luego no hacer lo correcto, es que no me conoces en absoluto.

—¿Y qué pasará con lady Sarah? —atacó ella—. ¿Acaso no ibas a casarte con ella?

—Supongo que Viola te lo contó. No tiene importancia, ni siquiera me había declarado, y ahora ya no voy a hacerlo.

—No estabas enamorado de ella y aun así ibas a casarte. A mí tampoco me quieres y también estás dispuesto a casarte conmigo. ¿Tanto te da una esposa como otra? Ah, y no olvidemos añadir a la amante ocasional.

—Amor, amor —replicó él impaciente—. ¿Qué es el amor? Explícamelo si puedes. Tú me dijiste que el amor te había roto el corazón. Háblame sobre ese amor.

—¡Aquello no era amor! —gritó ella—. Era una fascinación, un sueño estúpido que sólo era posible en mi imaginación, ya que tú no sentías nada por mí. Yo ya lo sabía, pero…

—¿Qué? —La expresión de sorpresa de Tom le mostró que, sin querer, le había confesado su más profundo secreto.

 
CHICAS espero les guste el capi... ya vieron.. TN revelo su profundo secreto =/... que pasara ahora???
 
Por lo menos Tom le pidio matrimonio dira TN que si??
Que opinan xd..
 
Las Quiero
Bye

2 comentarios:

  1. O.O creo que todo el dia estare asiii por la fic de Lora y ahora la tuyaa!!
    Muerooo le confesoo su amor... Me emociona que Tom quiera casarse con (tn) pero esta no quiere bueno tiene dignidad .. Yo no la tendria si se tratara de Tom hahhahaah@

    Tamara subee por fa esta buenizima la fic :D me encantaa..
    Bye cuidate

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  2. O.O :O y que se me cae la quijada :O O.O

    Tamara... me dejas te en shok... sin palabras...
    estoy hasta temblando jeje... esdto se estaponiendoo buenoo
    ya quiero saber que dira Tn :O de berdar estoy en shok creeo que no voy a dormir jeje...

    bueno espero sigas proto
    cuidate
    chao

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