Mi Amor Platonico

Mi Amor Platonico
Y el amor roto, cuando vuelve a nacer, crece
más bello que el primero, más fuerte, más grande.


domingo, 24 de febrero de 2013

"CAPITULO 25"




_____________ no sabía qué esperar de sus clases de baile, pero suponía que sobre todo consistirían en aprender algunos pasos. Estaba totalmente equivocada.

—¿Que quiere que haga qué? —preguntó, mirando sorprendida a Tom.

—Que camine. —Y diciéndolo, la tomó del brazo y la llevó fuera de la habitación, hasta el principio del largo pasillo.

—Qué tonta soy —murmuró ella—, pensaba que iba a enseñarme a bailar.

—Lo haré, pero primero quiero ver cómo camina.

Ésa era la última cosa que ___________ deseaba hacer, pero cuando vio que él se ponía las manos a la espalda y echaba a andar, no tuvo más remedio que seguirlo.

—Para bailar bien, señorita Wade —añadió—, tiene que andar bien. Bailar no es más que caminar con música.

Sólo habían dado unos pasos cuando Tom se detuvo.

—¿Por qué se para? —preguntó __________.

Él no contestó, sino que se volvió hacia ella y la rodeó con sus manos. Le colocó una encima del diafragma y la otra al final de la espalda. Al notar el contacto a ella se le cortó la respiración. Él no debió de darse cuenta, porque aún apretó más las manos contra su cuerpo y, en un tono muy pragmático, dijo:

—Recuerde mantener la espalda erguida. Esta noche no es una restauradora intentando reparar una vieja vasija de bronce, sino una joven dama disfrutando de un agradable paseo.

Entonces él la soltó, pero la piel de ella se mantenía caliente allí donde la había tocado, y ___________ se sentía capaz de todo menos de imaginarse que era una joven dama paseando. Intentó caminar como él le decía, pero el corazón le retumbaba en el pecho como si hubiera estado corriendo durante horas.

No estaba acostumbrada a que la tocaran, eso era todo, se dijo. En los últimos días él ya la había tocado varias veces y a ella siempre le sorprendía lo mucho que eso le gustaba. Se derretía sólo de pensar en lo que había sentido cuando él le acarició la mejilla, o ahora, cuando había colocado sus manos sobre su cuerpo. Ella no quería sentirse así, no quería que él le hiciera sentir así.

Recorrieron el pasillo innumerables veces sin dirigirse apenas la palabra, sólo para las correcciones que él le hacía. Barbilla arriba, hombros atrás, sin correr.

Ella no lo miraba, sólo lo veía con el rabillo del ojo, pero él sí la observaba con detalle. Cuando creía haber recorrido aquel pasillo unas mil veces, al fin le dijo que se detuviera.

—Excelente, señorita Wade —comentó, y le indicó que volviera a la habitación—. Tiene usted una gracia natural, seguro que bailará muy bien. Me atrevería a aconsejarle que se pusiera corsé, eso le ayudará a mantener la espalda recta. Además, si no lleva, su pareja de baile se escandalizará cuando le ponga las manos en la cintura y la note desnuda.

Tom se encaminó a la chimenea y empezó a dar cuerda a la caja de música.

—Pero procure no apretárselo mucho. No me gustaría que se desmayara en medio del baile por falta de aire.

—No creo que sea apropiado que usted haga comentarios sobre mi ropa interior —dijo ella con la mayor dignidad de la que fue capaz.

Él hizo una pausa en lo que estaba haciendo y la miró directamente a los ojos.

—Creo que estaba comentando algo sobre la ausencia de ropa interior —contestó él serio, aunque con una media sonrisa apuntando.

Ella había visto otras pocas veces esa sonrisa traviesa. Empezaba a gustarle y no pudo evitar sonreír.

Tom dejó la caja encima de la mesa y empezó a sonar la música.

—El vals es un baile muy sencillo —le dijo mientras se situaba frente a ella. Tomó su mano derecha en su izquierda y colocó la otra en su cintura. __________ se tensó al instante.

—Relájese, señorita Wade.

—Estoy relajada —mintió.

—¿De verdad? Pues su cuerpo parece creer lo contrario. —Él aflojó su abrazo—. No se preocupe, no tengo ninguna intención de violarla. Al menos por ahora —se corrigió—. Relájese.

__________ quería hacerlo, pero la idea de que él no quisiera violarla entonces pero sí en otro momento no ayudaba mucho. Se sentía mareada, como si hubiera bebido más vino de lo normal. Se acordó de que aquella misma tarde, en la colina, él casi la había besado. Ahora era agudamente consciente de la mano de él en su espalda, y tenía que controlarse para no salir corriendo. De golpe, la habitación había subido mucho de temperatura. Demasiado para bailar.

—Cuando se baila un vals —continuó Tom como si no hubiera notado que ella se sonrojaba—, lo primero es mantener la distancia apropiada. Tiene que estar a un pie de su acompañante, justo como estamos ahora. Ponga la mano en mi hombro.

Ella dudó un instante antes de apoyar la mano en su oscura chaqueta verde. Podía notar contra su palma los fuertes músculos de su hombro y recordó el aspecto que tenía sin camisa. Lo había dibujado muchas veces y conocía cada plano de su torso, pero al tocarlo sintió cómo un extraño fuego le quemaba por dentro y tuvo que concentrarse para escuchar lo que le decía.

—Lo segundo que debe recordar es que yo mando y usted me sigue. Su cuerpo va a donde le dice el mío.

—Creo que me gustaría más si fuera al revés.

—¿De verdad? —murmuró él—. Ésa sí que es una idea interesante, señorita Wade. Quizá algún día le permita hacerlo. —Volvió a cogerle la mano y levantó el brazo adoptando la postura previa al inicio de la danza—. Los pasos del vals son muy sencillos, es una cadencia de un, dos, tres. Así.

Tom empezó a moverse llevándola con él, pero ella sólo miraba los pies y él se detuvo al instante.

—Lo tercero y más importante es que tiene que mirarme a mí, señorita Wade, no al suelo.

—Pero ¿y si le piso?

—Sobreviviré, estoy seguro. No se preocupe, si se equivoca sólo estoy yo para verlo, y ya sabemos que a usted no le importa lo que yo piense. —Tom empezó a moverse de nuevo llevándola a ella—. Un, dos, tres —contaba él al ritmo de la melodía, y los dos iban completando las figuras del vals a lo largo de toda la habitación—. Un, dos, tres.

____________ se sentía bastante torpe dando vueltas sin sentido, e incluso después de haberlo pisado y haber hecho que se parase incontables veces él no se mostró impaciente ni un instante. Sencillamente le decía que volviera a intentarlo. Una y otra vez.

—Lo está haciendo muy bien —la tranquilizó dando cuerda por tercera vez a la caja de música—. Sabía que sería buena bailarina.

—Usted es buen profesor —reconoció ella al tenerlo de nuevo delante—. Sólo desearía no sentirme tan torpe e insegura.

—Eso requiere práctica. —Volvió a cogerle la mano y empezaron a bailar. Tom tenía que recordarle constantemente que lo mirara a él y no al suelo.

—Es que creo que el único modo de no pisarle es si miro donde pongo los pies —confesó ella—. Pero no importa lo que haga, me temo que cuando acabe la noche va a estar lleno de moratones.

—Entonces debería apreciar el sacrificio que estoy haciendo por usted.

Ella le miró con fingida preocupación.

—Oh, pobre. Seguro que está sufriendo muchísimo, aunque podría ser peor. Yo podría pesar cien kilos.

La mano de él le apretó la cintura.

—Eso sería una pena —murmuró, y la miró—, aunque seguiría teniendo esos increíbles ojos.

El corazón de ella dio un vuelco, y casi tropezó de nuevo.

—Baila muy bien —dijo ella para cambiar de tema. No quería que él le dijera cumplidos que sabía que no eran ciertos—. ¿Por qué no le gusta?

—La verdad es que bailar me gusta, lo que no me gusta son sus consecuencias.

—¿A qué se refiere? ¿Qué consecuencias?

—Las mismas que me obligan a evitar a las damas con tendencia a desmayarse. Ser un acaudalado duque y, además, soltero me convierte en la presa perfecta en un baile. Todo lo que hago, todo lo que digo, es estudiado y analizado en todas las notas de sociedad. Si bailo con una dama, las viejas matronas difunden rumores a la misma velocidad que la música, y si por casualidad he disfrutado de su compañía y bailo otra vez con ella, ya estoy perdidamente enamorado; si bailo una tercera vez, mi boda es inminente.

—Eso es una locura.

—Aún es peor para la dama en cuestión. Las habladurías siempre se cebarán más en ella. No importa lo bella que sea, lo dulce o educada, siempre habrá una madre despechada que creerá que su hija sería mucho más adecuada para ser mi duquesa.

—Supongo que eso es inevitable —se rió ella.

—Sí, así es. Por eso no bailo.

—Bueno, ya que aquí no hay nadie que nos vea y pueda criticarle, debería intentar disfrutar de esta noche.

—Lo estoy haciendo. —Le apretó la mano más fuerte—. Créame, estoy disfrutando mucho.

Antes de que __________ pudiera pensar una respuesta, la música se fue desvaneciendo hasta desaparecer por completo. Tom se detuvo y apartó la mano de su cintura, pero no soltó la otra; sus dedos seguían entrelazados cuando le dijo:

—Ni un fallo.

—¡Es verdad! —exclamó ella sorprendida—. Pues me he olvidado de contar los pasos.

—Exactamente. —Él se dirigió hacia la esquina—. Cuando finaliza el baile, su pareja la escolta hasta su sitio. —Acompañó sus palabras con acciones, como si de verdad estuvieran en un baile. Le soltó la mano y le hizo una reverencia. Ella supuso que probablemente ella también debía saludarle, así que cruzó un tobillo detrás del otro y le hizo una breve genuflexión.

»No, no, señorita Wade —dijo él sonriendo—. Tiene que hacer una genuflexión completa. Después de todo, soy un duque. Se supone que su rodilla casi debería tocar el suelo.

Ella se agachó de nuevo, con un saludo mucho más pronunciado.

—Está disfrutando con esto, ¿verdad?

—Sí, mucho —admitió él cuando ella se levantó. Le miró los labios y su sonrisa desapareció por completo—. Desde que me ha acusado tan severamente de intentar aprovecharme de nuestra amistad es que estoy queriendo vengarme. Tengo que aprovechar la más mínima ocasión para hacerlo.

Esa tarde ella no había querido reprenderle, sólo había sido un intento desesperado de salir de la situación. Él había querido besarla, y lo peor de todo es que ella lo deseaba con todas sus fuerzas.

—Yo no he hecho tal cosa.

—No quiero volver a pelearme con usted, así que no voy a picar el anzuelo. Aunque sí me veo obligado a recordarle que una dama nunca, nunca contradice a un duque.

—Hay muchas reglas, ¿no es así? —preguntó ella intentando parecer relajada—. He leído todos sus libros de etiqueta pero aún me siento intimidada. ¿Hay algo más que debería saber?

—Sí —contestó él acercándose a ella—. Como ya le dije en otra ocasión, una dama que quiera estar a la moda nunca lleva gafas cuando asiste a un baile. —Él ignoró sus protestas y le quitó las gafas—. Intente llevarlas lo menos posible y, si puede, acostúmbrese a ir sin ellas.

—He leído que una dama debe saludar siempre a sus conocidos. ¿Cómo espera que lo haga si no puedo verlos?

___________ intentaba recuperarlas, pero él no paraba de mover el brazo manteniéndolas así inalcanzables. Ella se puso de puntillas, pero él era tan alto que no sirvió de nada, y ___________ no se atrevía a saltar por miedo a romperlas. Dejó de intentarlo y, con los brazos en jarras, lo miró enfadada.

—¿Vamos a tener que discutir otra vez sobre este tema?

—No. —Tom se guardó las gafas en el bolsillo de la chaqueta—. Porque no pienso devolvérselas hasta que finalicemos nuestra clase de baile. Esta vez, quiero que baile sin gafas.

—Pero no veo nada.

Él la apretó contra su cuerpo.

—¿Me ve a mí?


CHICAS... que emocion.. ahora puedo subir de mi notebook.. ya que mi primo por fin me dio la clave de su internet... asi que ahora si espero que los capis salgan bien.. no todos con mayusuculas ¬¬ ... espero que les guste el capi.. porque a mi me esta fascinando subirles estos capis.. jaja ya que todas quieren el beso.. puede ser que en dos capitulos mas aparesca algo mas cercano entre ellos jajaja xd....

Cuidence muchooo.. y descancen arto como lo estoy haciendo yo jajaja

PD:  Sofii.... porque todabia no has subido en tu ficc =( lo dejaste ahi y no la continuaste  mas siguela pisss por mi .. es que me encanta tu ficc ^^)

Las Quiero
Bye =)

3 comentarios:

  1. hola! bueno apenas pude copiar los capitulo que no he leido ... en cuanto los lea y pueda de nuevo subir ya te comento, cuidate y muchas gracias por felicitarme el dia de mi cumple .. se te estima nena, adios

    ResponderEliminar
  2. Ay esta hermosaa la fic :D
    te juro q me encantaaa!!
    Siguelaa prontooo..

    Tamitha q bueno q ya subiras mas seguidooo y me das esperanzas asi q ya se viene acercamiento *.* q emocion...

    Si opino igual q tu hace mucho q Sofii no subee ahi q bombardiarle con comentarios hahahaha
    bueno cuidatee :D bye

    ResponderEliminar
  3. oooo por diosss me encantoooo este capp ya quierooo que llegue el proximooo cuidate besotessss.

    ResponderEliminar