Mi Amor Platonico

Mi Amor Platonico
Y el amor roto, cuando vuelve a nacer, crece
más bello que el primero, más fuerte, más grande.


jueves, 24 de enero de 2013

"CAPITULO 5"




—Supongo —respondió, tratando de sonar indiferente—. Para mí es una costumbre —añadió seria—. Suelo dibujar a las personas que intervienen en una excavación. Me ayuda a documentarlo todo para la posteridad.

—Por supuesto. —Por el tono de voz de Viola, __________ se dio cuenta de que no la creía en absoluto, pero como tampoco hizo ningún comentario sobre lo inútiles que serían para la posteridad los dibujos de Tom sin camisa, se tranquilizó un poco.

El ruido de unos decididos y familiares pasos advirtieron a __________ de quién se estaba acercando y rodeó la mesa hasta colocarse en el otro extremo. Nunca en su vida había estado tan agradecida de que la interrumpieran. Cogió una gamuza y, cuando Tom atravesó la puerta, estaba sacando brillo a una pieza dorada, eliminando cualquier impureza de su superficie.

—¡Tom! —Lady Hammond le saludó por encima del hombro—. No esperaba verte hasta la cena.

—He venido a buscarte, Viola —le contestó cruzando la habitación hasta llegar a su altura—. He pensado que te gustaría ver alguna de las antigüedades.

—Encantada.

Tom le ofreció el brazo, pero en lugar de aceptarlo, la vizcondesa señaló las joyas.

—Mira lo que ha hecho tu señorita ___________. Tengo entendido que ayer estas piezas estaban en muy mal estado, aunque nadie lo diría viéndolas hoy. La señorita ____________ es extraordinaria.

Él miró hacia donde estaba ____________. La sonrisa de Tom le cortó la respiración.

—Sí —reconoció—, absolutamente extraordinaria.

El corazón le dio un vuelco al ver que se colocaba junto a ella. Lo observaba ansiosa mientras él analizaba minuciosamente su trabajo. Esperaba que no encontrara ningún fallo.

La miró directamente. Sus bonitos ojos color miel se encontraron con los de ella.

—Excelente trabajo, señorita __________.

Respiró aliviada, tragó saliva y afirmó con la cabeza. No fue capaz de decir nada.

—Gracias —respondió al fin cuando él ya estaba en la puerta con su hermana del brazo.

No se volvió, seguramente no debió de oírla. Aunque la vizcondesa sí lo hizo, y por un momento miró fijamente a ___________. Había algo en la expresión de aquella mujer, una mirada intrigante y pensativa, que __________ no se atrevió a interpretar. En lugar de eso, fijó la vista en los anchos hombros del hombre que desaparecía por la puerta.

«Excelente trabajo, señorita __________-.»

Esas simples cuatro palabras eran suficiente para que se sintiera flotando todo lo que quedaba de día.

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Uno de los muchos motivos por los que __________ admiraba a Tom era por su gran sentido práctico. Cuando el duque decidió iniciar las excavaciones en su finca, dos años atrás, ordenó la construcción de un pequeño edificio junto a las ruinas; lo llamaban la antika, y era el lugar en donde se almacenaban los hallazgos hasta estar completamente restaurados y ser enviados a Londres.

La antika tenía tres espaciosas habitaciones. Una era una sala para las antigüedades que ___________ aún no había restaurado. Otra servía para guardarlas una vez habían pasado por sus manos. La tercera habitación era su lugar de trabajo, y Tom lo había diseñado bien. La estancia estaba llena de ventanales por los que entraba luz natural. Las paredes y el suelo de piedra mantenían el sitio fresco en verano, un hecho que a la señora Bennington le gustaba mucho pero que a ___________ no le importaba lo más mínimo. Para ella, el verano en Inglaterra era agradable y nada caluroso. Desde luego, mucho mejor que un mes de agosto en los desiertos de Marruecos.

Había también una bomba de agua y una pila, además de unas enormes mesas de roble para los trabajos en curso. Uno de esos trabajos era el suelo de mosaico que habían encontrado esa mañana y que ahora ___________ se disponía a restaurar.

Concentrada en su trabajo, no se dio cuenta de que lady Hammond la observaba desde la puerta, hasta que ésta tosió ligeramente.

—Espero no interrumpir algo de gran trascendencia histórica —dijo la vizcondesa sonriendo—. Estaba dando una vuelta por las excavaciones con mi hermano cuando nos han interrumpido. Al parecer los trabajadores han encontrado una estatua de gran relevancia.

—¿De verdad? ¿Qué estatua?

Lady Hammond sacudió la mano restando importancia al tema.

—No tengo ni idea. La atención de mi hermano se ha centrado completamente en ese nuevo hallazgo y yo he tenido oportunidad de escapar.

—¿Escapar? —se sorprendió ____________.

—Sí, claro. Cuando Tom empieza a hablar de antigüedades romanas, debo confesarle que me aburro soberanamente. Ayer, cuando me enseñaba una inacabable colección de jarras, cuchillos y objetos de metal, tuve que hacer esfuerzos para no bostezar. La visita de hoy de muros, techos rotos y capas y capas de polvo ha sido demasiado para mí, y me he visto impulsada a escapar. Usted es como Tom; y sin ninguna duda cree que todo esto es fascinante. Yo, sin embargo, no soy una intelectual, y me temo que no puedo estar horas discutiendo sobre una vieja ánfora de vino rota.

__________ se preguntó cómo era posible que alguien encontrara aburridas esas conversaciones. En sus sueños, ella y Tom debatían apasionadamente sobre ese tipo de cosas cada día; por supuesto, eso nunca se daba en la realidad, ya que ella se quedaba sin palabras siempre que él se le acercaba.

—Por eso —continuó lady Hammond interrumpiendo sus pensamientos— he huido de mi hermano y he venido hacia aquí. La he estado observando desde la puerta y he pensado que podría entrar a visitarla un momento. Si a usted no le importa.

___________ dudó. Aún se sentía incómoda al pensar que la vizcondesa había visto sus dibujos el día anterior. A nadie le gusta que sus secretos más íntimos salgan a la luz, especialmente ante gente extraña.

Como si le leyera el pensamiento, lady Hammond dijo:

—Debo confesarle que tengo una opinión muy definida sobre los secretos. Siempre los guardo.

Ambas mujeres intercambiaron una mirada de compresión.

—Es una cualidad admirable —contestó __________—. Seguro que sus amigos le están muy agradecidos.

—Algunos quizá, aunque a mis amigos menos discretos les molesta enormemente.

___________ no pudo evitar reírse de ese comentario. La hermana de Tom era amistosa y directa, le gustaba, y por eso le dio la bienvenida a la antika.

—Me encantaría disfrutar de su compañía.

—Bien. —Lady Hammond entró y atravesó la habitación hasta llegar a la mesa. Miró las sucias baldosas de piedra caliza que había encima.

—¿Qué está haciendo?

—Estoy restaurando un mosaico. Mire.

____________ se puso un par de gruesos guantes de piel y sacó una botella de debajo de la mesa. La abrió y, con cuidado, derramó una pequeña cantidad de líquido sobre las baldosas. A medida que la suciedad se disolvía, iba apareciendo la imagen de una mujer desnuda tumbada en una balsa.

—¡Es preciosa! —exclamó la vizcondesa mientras estudiaba la imagen—. ¿Sabe a quién representa?

—Es Venus —contestó rápidamente ____________—. La diosa romana del amor. Esta imagen debía de estar colgada encima de la puerta del dormitorio de los dueños de la casa. Gracias a este mosaico sabemos que dormían juntos, y por otros objetos hallados en la excavación, creo que, aunque debió de ser un matrimonio de conveniencia, acabaron amándose. —Hizo una pausa y, mirando el mosaico, añadió—: Ojalá fueran tan felices como mi padre y mi madre.

—¿Así que sus padres tuvieron un matrimonio feliz?

—Oh, sí. Se tenían un cariño y un respeto tan profundos como pocas parejas pueden gozar. Yo sólo era una niña cuando mi madre falleció, pero incluso entonces, entendía lo enamorados que estaban.

—¿Usted cree que el amor es importante en un matrimonio, señorita _________?

___________ miró a la vizcondesa, que estaba en el otro extremo de la mesa. Le sorprendía que le preguntara algo que para ella tenía una respuesta tan obvia.

—Por supuesto. ¿Acaso no lo cree todo el mundo?

—No, querida —contestó lady Hammond con un tono de ironía que __________ no logró entender—, no lo cree todo el mundo. Últimamente he oído la teoría de que el amor y el matrimonio no tienen nada que ver el uno con el otro. ¿Qué opina usted?

—Quienquiera que haya dicho esto debe de ser una persona desgraciada y cínica. —__________ escogió un pequeño pincel y lo sumergió en una jarrita con agua que tenía en el suelo, a su lado. Se incorporó—. ¿Qué otra razón hay si no para casarse? —preguntó, pasando el pincel por encima de las pequeñas baldosas para eliminar la suciedad que aún había entre las junturas.

—Los hijos son una excelente razón.

—¿De verdad? —___________ se detuvo y no pudo evitar lanzar a la vizcondesa una mirada de fingida sorpresa por encima de sus gafas—. No sabía que fuera necesario pronunciar votos para tener hijos.

La otra mujer rió suavemente.

—Una observación muy atrevida, señorita __________. En sociedad, una frase como ésa haría que la gente pensara que es usted demasiado directa.

—Atrevida quizá, pero también sensata. Si el objetivo son los hijos, el amor entre las partes posibilitaría que se pudiera tener varios.

Para sorpresa de ___________, la vizcondesa dejó de sonreír y su expresión se volvió melancólica.

—Sí, supongo que así sería —admitió, y sacudió la cabeza—. Pero sigamos con nuestra discusión sobre el matrimonio. Aparte de los hijos, hay otras consideraciones prácticas, ¿no cree? Alianzas entre familias, acumulación de riquezas, obtener poder y una mejor posición social. Hay mucha gente que cree que todo eso es más importante que el amor cuando se trata de escoger con quién casarse.

—¿De qué cree que sirve todo eso si no se es feliz? Yo creo que casarse sin amor sólo sirve para tener una vida desgraciada.

La condesa inspiró profundamente de un modo que a ___________ le asustó; se volvió para mirarla.

—Lady Hammond, ¿se encuentra mal?

—No, no, estoy bien. Es sólo que el amor también puede conllevar su parte de desgracia, señorita __________.

____________ dejó de trabajar, sus dedos apretaron el pincel que tenía en la mano y la miró directamente a los ojos.

—Sí —admitió—, supongo que puede ser así si se ama y no se es correspondido. Pero seguramente lo compensa la experiencia de estar enamorada.

—¿Ah, sí? —murmuró lady Hammond, y sus labios dibujaron una irónica sonrisa. Tenía la vista perdida en un punto lejano del horizonte—. Me sorprendería.

___________ sintió de repente una gran afinidad con ella.

—A mí también —admitió—. Pero creo que ha sonado bastante noble y poético cuando lo he dicho.

Las dos mujeres se miraron y empezaron a reírse.

—En cuanto la conocí supe que iba a gustarme —exclamó la vizcondesa aún riéndose—. Tenemos que ser amigas.

___________ le devolvió la sonrisa, agradecida y emocionada con la sugerencia.

—Me encantaría, lady Hammond. Nunca he tenido oportunidad de hacer amigos, habiendo vivido en tantos sitios.

—Llámame Viola, y yo te llamaré ___________. ¿Te das cuenta de que las dos tenemos nombres que suenan bien? Ya tenemos algo en común.

—Pero no el amor por las vasijas de arcilla.

—No. En eso te pareces mucho más a Tom, aunque nunca lograré entender qué encontráis tan fascinante en esos trozos de cerámica.

—Bueno, la cerámica nos revela la historia real de una excavación…

—¡No, no! —Viola levantó la mano para detenerla—. Ya he oído eso antes. Me he escapado de ello hace unos momentos, ¿recuerdas?

—Es verdad. De acuerdo, no te obligaré a escuchar las grandezas de la cerámica samariana, ni cómo se limpia o pule.

—Bien, porque la verdad es que me gustaría mucho más que me hablaras sobre ti. Sir Edward me dijo que naciste en la isla de Creta.

___________ no pudo evitar sentirse halagada. Pocas veces era el centro de atención.

—Sí, mi padre estaba excavando en Knossos. No recuerdo mucho sobre esa excavación. Pero sí que me acuerdo del calor y de la sequedad. Mi madre solía describirme los campos y los bosques de Inglaterra. Sonaba paradisíaco.

—¿Tus padres eran ingleses?

—Oh, sí. Se conocieron cuando él vino a Inglaterra a dar una conferencia sobre sus hallazgos en Knossos. Había sido nombrado Caballero de Bath y estaba en Londres para recibir los honores. Después de un noviazgo relámpago, se fugaron y regresaron a Creta juntos.

—¿Y qué pasó con el resto de tu familia?

—Yo… —dudó y luego añadió—: mi padre era huérfano.

—¿Y la familia de tu madre?
___________, se quedó petrificada, presionaba el pincel tan fuerte que las cerdas estaban totalmente planas sobre el mosaico.

CHICAS otro capi mas.. yo creo que ya falta poco.. para cuando TN se decepcione de Tom.. habra un giro en las cosas....
Espero les guste el capi...
Por lo menos TN se lleva bien con Viola.. algo es algo..

Cuidence
Bye =)

4 comentarios:

  1. algo es algo me imagino por que la decepción. sube otro me encantoooo.

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  2. que habra pasado con la familia de la madre de Tn para que se pusiera asi?? se va a decepcionar de Tom seguramente cuando sepa que se va a casar sin amar a la mujer, al menos ya tiene a Viola de amiga :) sube pronto
    cuidate, besos

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  3. huuy tamithaaa no la dejes así, yo te dejo así pero porque no lo puedo evitar XD


    que habrá pasado con la familia de la madre de (tn)...

    mucho misterio,pero, bueno al menos (tn) y Viola son amigas ese ya es un gran progreso :3

    bye cuidate ...

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  4. Seguro Tom anunciaa su boda cin esa >.<
    Sii al menos se lleva bien con su cuñada.. Hahhahah
    Siguelaa ya quiero saber q pasara!!
    Bue cuidate :D me encantaa

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