Mi Amor Platonico

Mi Amor Platonico
Y el amor roto, cuando vuelve a nacer, crece
más bello que el primero, más fuerte, más grande.


martes, 19 de febrero de 2013

"CAPITULO 23"


Algunos nobles pensaban que su título ya los convertía en caballeros, pero para Tom ser un caballero requería mucho más que haber nacido con privilegios. Él se había ofrecido para enseñar a bailar a la señorita Wade y, aunque él quería que se quedase, iba a hacerlo lo mejor posible. Iba a cumplir su palabra aunque ella pusiera a prueba su honorabilidad hasta límites peligrosos.


Cuando le pidió que se quitara el delantal no había sido totalmente, sincero. No era sólo que él creyera que aquella prenda era horrible, sino que quería volver a verla sin él. Vislumbrar de nuevo la magnífica figura que había descubierto aquel día bajo la lluvia.


Él había tenido razón al calificarlo mentalmente de cinturón de castidad, pero con un cuerpo como el suyo quizá fuera necesario. La otra noche había tenido que contenerse para no acariciar nada más que su pelo. Era su primera clase de baile y su maestro sólo pensaba en la danza más vieja del mundo.


Esa misma mañana, con sólo pensar en ella todo su cuerpo volvió a arder de deseo.


Tom detuvo a Desafío junto al lago y el lacayo que cabalgaba junto a ellos se paró a una distancia prudente de su amo.


Era una tarde cálida y gloriosa, los robles y los álamos lucían ya todos sus colores otoñales, pero él ni se dio cuenta. Mientras su montura se refrescaba, Tom se permitió cerrar los ojos e imaginar qué podría hacer con aquel par de largas y seductoras piernas.


Cuando abrió los ojos, su caballo ya había saciado la sed y se dispuso a reanudar su paseo, pero al levantar la vista, algo en la colina captó su atención.


Allí, bajo la sombra de un gran roble, vio a la mujer que había ocupado sus pensamientos toda la mañana. Estaba sentada ante un mantel blanco y tenía una gran cesta de picnic a un lado y su sombrero de paja al otro.


Tom hizo un gesto al lacayo para que le siguiera y dirigió a Desafío hacia lo alto de la colina.


Como todos los jardines de la finca, la glorieta la había mandado construir el abuelo de Tom, el noveno duque de Tremore, y había sido diseñada por Capability Brown. Llevaba el ostentoso nombre de Templo de Apolo, pero no era nada más que un círculo de columnas decorado con esculturas romanas falsas.


Al oír ruido _________ levantó la vista.


—¡Este lugar es precioso! —exclamó al ver a los hombres que desmontaban a escasos metros de ella.


—Espere aquí. —Tom entregó las riendas de su caballo al lacayo y fue a reunirse con la señorita Wade.


»Me halaga que le guste mi propiedad —dijo él mientras se acercaba. Se detuvo al llegar al extremo del mantel y la saludó. Entonces vio el cuaderno que ella tenía en el regazo y se dio cuenta de que estaba dibujando el lago, los jardines, las fuentes y Tremore Hall al fondo—. Veo que ha venido a dibujar el paisaje.


—¿Cómo podría no hacerlo? —Señaló la cesta que había en la esquina—. Pero también he traído una cesta de picnic. ¿Le gustaría acompañarme? —Apartó el sombrero para que él pudiera sentarse a su lado—. Su cocinero es muy generoso con la comida, seguro que hay de sobra.


Él no se movió.


—¿Está segura de que quiere que me quede? Después de todo —añadió suavemente—, yo no le gusto, ¿recuerda?


—Si sigue esperando que me disculpe, ya puede irse —respondió ella con decisión—, pero si está dispuesto a ser amable puede quedarse.


—Gracias —dijo, e hizo una reverencia—. Me esforzaré por ser tan amable como mi naturaleza me permita.


—No sé si eso será suficiente, señoría —dijo ella mirándolo con suspicacia.


Tom se rió, pero su risa se evaporó cuando ella se movió para hacerle sitio y él pudo ver sus preciosos pies descalzos. Con el movimiento se le levantó un poco la falda y, aunque sólo pudo vislumbrar los pies, la imaginación de Tom siguió por los tobillos, las rodillas y sus suaves y apretados muslos.


—¿Está usted bien? —preguntó __________ levantando la vista por encima de las gafas.


¿Bien? No, Dios, se estaba volviendo loco.


Tom se sentía como si estuviera luchando para no hundirse en arenas movedizas. Tomó aliento y respondió.


—Sí, por supuesto. —Se sentó rápidamente, no quería que ella se percatara del problema que estaba creciendo justo a la altura de sus ojos. Por suerte, ella seguía mirándole a la cara—. Estoy perfectamente bien, gracias.


Tom se quitó la chaqueta que, sin ningún miramiento, dobló sobre su regazo estirando las piernas. Se aflojó la corbata y apoyó todo su peso en los brazos, extendidos hacia atrás. Al hacerlo, vio las botas de ___________ y las medias perfectamente dobladas en su interior. Se quedó hipnotizado mirándolas, intentando pensar en algo que decir. Lo único que se le ocurrió para controlar su lujuria fue… tomarle el pelo.


—Así que de este modo es como ha decidido pasar su día libre —dijo, con un aire de fingida decepción—. ¿Ha cambiado estar conmigo por una cesta de picnic y dibujar unas vistas?


—Eso me temo —respondió ella, y su pequeña disculpa lo apaciguó un poco—. Pero usted me habría hecho trabajar.


—Mientras que usted prefiere perder el tiempo en algo tan frívolo como esto.


—Es mucho peor de lo que se imagina —contestó ella seria—. Esta mañana he ido al pueblo, y me he comprado jabones con aroma a gardenia y una caja de bombones.


—Pensé que quizá se habría comprado un vestido nuevo.


Ella se acercó más a él y, como si le estuviera haciendo una confidencia, dijo:


—Lo he hecho.


Tom, sorprendido, miró el vestido marrón que llevaba, pero eso le hizo pensar otra vez en sus piernas, así que decidió concentrarse en las vistas.


—Si se ha comprado un vestido nuevo, ¿puede saberse por qué no lo lleva puesto?


Ella le dio unos golpecitos en el hombro con el lápiz.


—Me he comprado un vestido de noche —respondió riendo—. Y no se burle de mi ropa.


—¿Un vestido de noche? Señorita Wade, nunca deja de sorprenderme. ¿De qué color? No me diga que marrón, si lo hace, yo mismo iré a la tienda de la señora Avery y le encargare un traje de otro color; luego, arruinaré la reputación de su negocio para siempre.


—No es marrón, es rosa, y la tela es seda —suspiró ensimismada.


Él se volvió para verla mejor. Tenía una expresión de total felicidad.


Como todos los hombres, él era incapaz de entender cómo una prenda de ropa podía producir tal felicidad en una mujer, pero le encantaban los resultados. Una mujer era tan guapa como se sentía y, al parecer, la señorita Wade no era inmune a los efectos de un maravilloso vestido de seda rosa. Aunque la mujer que ahora estaba sentada a su lado no se parecía en nada a la señorita Wade que él conocía.


—Me ha quitado un gran peso de encima.


Y la observó mientras ella volvía a concentrarse en su dibujo. Se fijó en cómo el sol se reflejaba en su suave cabello, recogido en delicados bucles.


—Veo que ha decidido seguir mi consejo.


—¿Qué consejo?


—Sobre su pelo.


Ella no le miró pero él se dio cuenta de que se sonrojaba al colocarse tras la oreja un mechón rebelde.


—Ella me ayudó. Trabajó para una dama.


—¿Ella?


—Una de las sirvientas. ¿No conoce el nombre de sus empleados?


—Sólo de los de más rango —negó Tom con la cabeza—. Tengo siete fincas, y la mayoría sólo las visito una vez al año para comprobar su estado y hablar con el capataz. Cada una tiene sus sirvientes, y nunca los contrato yo; de eso se encargan el ama de llaves y el mayordomo. Aunque quisiera, no podría acordarme del nombre de todos mis trabajadores. —La miró resignado—. Supongo que ahora va a echármelo en cara y a decirme que debería saberlos.


—Quizá —admitió ella, y señaló al lacayo que estaba cerca de ellos, esperando cualquier orden—. ¿Sabe cómo se llama él?


—No, y no quiero saberlo —contestó Tom a la defensiva y sin saber cómo explicarse—. No sería apropiado. Un hombre de mi posición, a no ser que sea absolutamente necesario, sólo habla con los sirvientes de más rango. Él trabaja en las caballerizas.


—Pero es un hombre.


—No, no lo es, no para mí. Para mí es un lacayo. Si supiera su nombre, si supiera cualquier cosa sobre él, se convertiría en una persona, y eso reduciría la distancia entre él y yo. Con el tiempo, podríamos incluso llegar a ser amigos.


—¿Y eso sería malo?


—No es cuestión de que sea malo o bueno, no es apropiado.


—Y es un modo muy conveniente de evitar que la gente se acerque a usted —murmuró ella, y siguió dibujando—. Siempre con la excusa de su posición.


—No creo que el trato que doy a mis sirvientes sea asunto suyo.


—No —respondió seca sin levantar la vista—, es asunto suyo.


—¿Ya estamos discutiendo de nuevo, señorita Wade? —Tomó aliento y se pasó la mano por el pelo—. ¿Por qué será que lo hacemos tanto últimamente?


—Quizá porque ya no le permito que me trate como a un sirviente sin nombre.


—¿Acaso lo hacía?


—Sí —le respondió, mirándolo directamente a los ojos pero manteniéndose tan inexpresiva como una estatua. Luego agachó la cabeza y volvió a concentrarse en el dibujo.


Él se quedó ensimismado observando su perfil y, por enésima vez en esos días, se preguntó en qué debía de estar pensando. __________ se había convertido en un rompecabezas que necesitaba resolver; necesitaba saber que era lo que ella sentía.

Se le volvió a desprender un mechón del cabello y él, cariñosamente, se lo apartó de la cara acariciando cada centímetro de su mejilla hasta colocárselo tras la oreja. Pero no se detuvo allí, sino que sus dedos se deslizaron suavemente por el cuello hasta llegar al repunte de la camisa blanca de su vestido. Despacio, se acercó más y con la mano le atrapó la nuca.


CHICAS... por fin les puedo subir un capi.. y las verdad es que ni idea como salga.. pero espero les guste.,, no se cuando vuelva a subir jajaja pero espero sea pronto... se me cuidan..

Las Quiero..
Bye =)  

 

3 comentarios:

  1. Awwww justo lo dehas ahiii!!
    No es justooo.. En lo mas emocionantee
    siguelaaa ni bien puedas ...
    Cuando habra besooo?? Hahahahha
    bye cuidate .. Disfruta tu viaje :P

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  2. Me ha encantado, ¿sabes?
    tu fic es simple pero hermosa, habéis escuchado que la simplecidad hace que todo sea perfecto?, ¡bueno esto para mi perfecto!

    Me emociono cuando subes, y cuando lo hiciste ayer.. ¡esta chica es de lo mejor! ¡Llendo de canciones de todas maneras sube! :-)3 ¡te admiro! la verdad porque.. para hacer un Capitulo ¡me demoro días depende de los ánimos en que esté, pero tú subías cada día o a dos días ¡perfecto!

    Sigue, cuidate y disfruta de tus vacaciones pero subiéndo nos capítulos ;-3.

    ¡saludos! ¡bye bye! :)

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  3. porque lo dejaste ahi??!! noo tami me dejaste estaba asi *w* llena de emocion y de pronto... 0.0 se acabo el capitulo... me has dejado con las ganas de seguir leyendo!! siguela pronto me encanta, creo que me estoy enamorando de cierto duque... jaja porque enamorada de la historia ya estoy :D
    cuidate en tus vacaciones, que descanses!

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