"CAPITULO 23"
Algunos nobles pensaban que su
título ya los convertía en caballeros, pero para Tom ser un caballero requería mucho
más que haber nacido con privilegios. Él se había ofrecido para enseñar a
bailar a la señorita Wade y, aunque él quería que se quedase, iba a hacerlo lo
mejor posible. Iba a cumplir su palabra aunque ella pusiera a prueba su
honorabilidad hasta límites peligrosos.
Cuando le pidió que se quitara el
delantal no había sido totalmente, sincero. No era sólo que él creyera que
aquella prenda era horrible, sino que quería volver a verla sin él. Vislumbrar
de nuevo la magnífica figura que había descubierto aquel día bajo la lluvia.
Él había tenido razón al
calificarlo mentalmente de cinturón de castidad, pero con un cuerpo como el suyo
quizá fuera necesario. La otra noche había tenido que contenerse para no
acariciar nada más que su pelo. Era su primera clase de baile y su maestro sólo
pensaba en la danza más vieja del mundo.
Esa misma mañana, con sólo pensar
en ella todo su cuerpo volvió a arder de deseo.
Tom detuvo a Desafío junto
al lago y el lacayo que cabalgaba junto a ellos se paró a una distancia prudente
de su amo.
Era una tarde cálida y gloriosa,
los robles y los álamos lucían ya todos sus colores otoñales, pero él ni se dio
cuenta. Mientras su montura se refrescaba, Tom se permitió cerrar los ojos e
imaginar qué podría hacer con aquel par de largas y seductoras piernas.
Cuando abrió los ojos, su caballo
ya había saciado la sed y se dispuso a reanudar su paseo, pero al levantar la
vista, algo en la colina captó su atención.
Allí, bajo la sombra de un gran
roble, vio a la mujer que había ocupado sus pensamientos toda la mañana. Estaba
sentada ante un mantel blanco y tenía una gran cesta de picnic a un lado y su
sombrero de paja al otro.
Tom hizo un gesto al lacayo para
que le siguiera y dirigió a Desafío hacia lo alto de la colina.
Como todos los jardines de la
finca, la glorieta la había mandado construir el abuelo de Tom, el noveno duque
de Tremore, y había sido diseñada por Capability Brown. Llevaba el ostentoso
nombre de Templo de Apolo, pero no era nada más que un círculo de columnas
decorado con esculturas romanas falsas.
Al oír ruido _________ levantó la
vista.
—¡Este lugar es precioso!
—exclamó al ver a los hombres que desmontaban a escasos metros de ella.
—Espere aquí. —Tom entregó las
riendas de su caballo al lacayo y fue a reunirse con la señorita Wade.
»Me halaga que le guste mi
propiedad —dijo él mientras se acercaba. Se detuvo al llegar al extremo del
mantel y la saludó. Entonces vio el cuaderno que ella tenía en el regazo y se
dio cuenta de que estaba dibujando el lago, los jardines, las fuentes y Tremore
Hall al fondo—. Veo que ha venido a dibujar el paisaje.
—¿Cómo podría no hacerlo? —Señaló
la cesta que había en la esquina—. Pero también he traído una cesta de picnic.
¿Le gustaría acompañarme? —Apartó el sombrero para que él pudiera sentarse a su
lado—. Su cocinero es muy generoso con la comida, seguro que hay de sobra.
Él no se movió.
—¿Está segura de que quiere que
me quede? Después de todo —añadió suavemente—, yo no le gusto, ¿recuerda?
—Si sigue esperando que me
disculpe, ya puede irse —respondió ella con decisión—, pero si está dispuesto a
ser amable puede quedarse.
—Gracias —dijo, e hizo una
reverencia—. Me esforzaré por ser tan amable como mi naturaleza me permita.
—No sé si eso será suficiente,
señoría —dijo ella mirándolo con suspicacia.
Tom se rió, pero su risa se
evaporó cuando ella se movió para hacerle sitio y él pudo ver sus preciosos
pies descalzos. Con el movimiento se le levantó un poco la falda y, aunque sólo
pudo vislumbrar los pies, la imaginación de Tom siguió por los tobillos, las
rodillas y sus suaves y apretados muslos.
—¿Está usted bien? —preguntó __________
levantando la vista por encima de las gafas.
¿Bien? No, Dios, se estaba
volviendo loco.
Tom se sentía como si estuviera
luchando para no hundirse en arenas movedizas. Tomó aliento y respondió.
—Sí, por supuesto. —Se sentó
rápidamente, no quería que ella se percatara del problema que estaba creciendo
justo a la altura de sus ojos. Por suerte, ella seguía mirándole a la cara—.
Estoy perfectamente bien, gracias.
Tom se quitó la chaqueta que, sin
ningún miramiento, dobló sobre su regazo estirando las piernas. Se aflojó la
corbata y apoyó todo su peso en los brazos, extendidos hacia atrás. Al hacerlo,
vio las botas de ___________ y las medias perfectamente dobladas en su interior.
Se quedó hipnotizado mirándolas, intentando pensar en algo que decir. Lo único
que se le ocurrió para controlar su lujuria fue… tomarle el pelo.
—Así que de este modo es como ha
decidido pasar su día libre —dijo, con un aire de fingida decepción—. ¿Ha
cambiado estar conmigo por una cesta de picnic y dibujar unas vistas?
—Eso me temo —respondió ella, y
su pequeña disculpa lo apaciguó un poco—. Pero usted me habría hecho trabajar.
—Mientras que usted prefiere
perder el tiempo en algo tan frívolo como esto.
—Es mucho peor de lo que se
imagina —contestó ella seria—. Esta mañana he ido al pueblo, y me he comprado
jabones con aroma a gardenia y una caja de bombones.
—Pensé que quizá se habría
comprado un vestido nuevo.
Ella se acercó más a él y, como
si le estuviera haciendo una confidencia, dijo:
—Lo he hecho.
Tom, sorprendido, miró el vestido
marrón que llevaba, pero eso le hizo pensar otra vez en sus piernas, así que
decidió concentrarse en las vistas.
—Si se ha comprado un vestido
nuevo, ¿puede saberse por qué no lo lleva puesto?
Ella le dio unos golpecitos en el
hombro con el lápiz.
—Me he comprado un vestido de
noche —respondió riendo—. Y no se burle de mi ropa.
—¿Un vestido de noche? Señorita
Wade, nunca deja de sorprenderme. ¿De qué color? No me diga que marrón, si lo
hace, yo mismo iré a la tienda de la señora Avery y le encargare un traje de
otro color; luego, arruinaré la reputación de su negocio para siempre.
—No es marrón, es rosa, y la tela
es seda —suspiró ensimismada.
Él se volvió para verla mejor.
Tenía una expresión de total felicidad.
Como todos los hombres, él era
incapaz de entender cómo una prenda de ropa podía producir tal felicidad en una
mujer, pero le encantaban los resultados. Una mujer era tan guapa como se
sentía y, al parecer, la señorita Wade no era inmune a los efectos de un
maravilloso vestido de seda rosa. Aunque la mujer que ahora estaba sentada a su
lado no se parecía en nada a la señorita Wade que él conocía.
—Me ha quitado un gran peso de
encima.
Y la observó mientras ella volvía
a concentrarse en su dibujo. Se fijó en cómo el sol se reflejaba en su suave
cabello, recogido en delicados bucles.
—Veo que ha decidido seguir mi
consejo.
—¿Qué consejo?
—Sobre su pelo.
Ella no le miró pero él se dio
cuenta de que se sonrojaba al colocarse tras la oreja un mechón rebelde.
—Ella me ayudó. Trabajó para una
dama.
—¿Ella?
—Una de las sirvientas. ¿No
conoce el nombre de sus empleados?
—Sólo de los de más rango —negó Tom
con la cabeza—. Tengo siete fincas, y la mayoría sólo las visito una vez al año
para comprobar su estado y hablar con el capataz. Cada una tiene sus
sirvientes, y nunca los contrato yo; de eso se encargan el ama de llaves y el
mayordomo. Aunque quisiera, no podría acordarme del nombre de todos mis
trabajadores. —La miró resignado—. Supongo que ahora va a echármelo en cara y a
decirme que debería saberlos.
—Quizá —admitió ella, y señaló al
lacayo que estaba cerca de ellos, esperando cualquier orden—. ¿Sabe cómo se
llama él?
—No, y no quiero saberlo
—contestó Tom a la defensiva y sin saber cómo explicarse—. No sería apropiado.
Un hombre de mi posición, a no ser que sea absolutamente necesario, sólo habla
con los sirvientes de más rango. Él trabaja en las caballerizas.
—Pero es un hombre.
—No, no lo es, no para mí. Para
mí es un lacayo. Si supiera su nombre, si supiera cualquier cosa sobre él, se
convertiría en una persona, y eso reduciría la distancia entre él y yo. Con el
tiempo, podríamos incluso llegar a ser amigos.
—¿Y eso sería malo?
—No es cuestión de que sea malo o
bueno, no es apropiado.
—Y es un modo muy conveniente de
evitar que la gente se acerque a usted —murmuró ella, y siguió dibujando—.
Siempre con la excusa de su posición.
—No creo que el trato que doy a
mis sirvientes sea asunto suyo.
—No —respondió seca sin levantar
la vista—, es asunto suyo.
—¿Ya estamos discutiendo de
nuevo, señorita Wade? —Tomó aliento y se pasó la mano por el pelo—. ¿Por qué
será que lo hacemos tanto últimamente?
—Quizá porque ya no le permito
que me trate como a un sirviente sin nombre.
—¿Acaso lo hacía?
—Sí —le respondió, mirándolo
directamente a los ojos pero manteniéndose tan inexpresiva como una estatua.
Luego agachó la cabeza y volvió a concentrarse en el dibujo.
Él se quedó ensimismado
observando su perfil y, por enésima vez en esos días, se preguntó en qué debía
de estar pensando. __________ se había convertido en un rompecabezas que
necesitaba resolver; necesitaba saber que era lo que ella sentía.
Se le volvió a desprender un
mechón del cabello y él, cariñosamente, se lo apartó de la cara acariciando
cada centímetro de su mejilla hasta colocárselo tras la oreja. Pero no se
detuvo allí, sino que sus dedos se deslizaron suavemente por el cuello hasta
llegar al repunte de la camisa blanca de su vestido. Despacio, se acercó más y
con la mano le atrapó la nuca.
CHICAS... por fin les puedo subir un capi.. y las verdad es que ni idea como salga.. pero espero les guste.,, no se cuando vuelva a subir jajaja pero espero sea pronto... se me cuidan..
Las Quiero..
Bye =)
Awwww justo lo dehas ahiii!!
ResponderEliminarNo es justooo.. En lo mas emocionantee
siguelaaa ni bien puedas ...
Cuando habra besooo?? Hahahahha
bye cuidate .. Disfruta tu viaje :P
Me ha encantado, ¿sabes?
ResponderEliminartu fic es simple pero hermosa, habéis escuchado que la simplecidad hace que todo sea perfecto?, ¡bueno esto para mi perfecto!
Me emociono cuando subes, y cuando lo hiciste ayer.. ¡esta chica es de lo mejor! ¡Llendo de canciones de todas maneras sube! :-)3 ¡te admiro! la verdad porque.. para hacer un Capitulo ¡me demoro días depende de los ánimos en que esté, pero tú subías cada día o a dos días ¡perfecto!
Sigue, cuidate y disfruta de tus vacaciones pero subiéndo nos capítulos ;-3.
¡saludos! ¡bye bye! :)
porque lo dejaste ahi??!! noo tami me dejaste estaba asi *w* llena de emocion y de pronto... 0.0 se acabo el capitulo... me has dejado con las ganas de seguir leyendo!! siguela pronto me encanta, creo que me estoy enamorando de cierto duque... jaja porque enamorada de la historia ya estoy :D
ResponderEliminarcuidate en tus vacaciones, que descanses!