"CAPITULO 17"
Al principio, la
teoría de Tom de que cenando juntos podrían acabar siendo amigos no parecía muy
factible.
Para empezar, el
comedor era demasiado grande para que en él cenaran sólo cuatro personas,
aunque una de ellas fuera un duque. El altísimo techo dorado y plateado, la
larga mesa con sus sillas de terciopelo granate, las columnas de mármol blanco,
los espejos y los querubines, nada de todo eso ayudaba a crear un ambiente
confortable, al menos para __________.
Luego estaba el
problema de la comida. Había dos tipos diferentes de sopa, una fría y una
caliente. Le siguieron tres platos de pescado y dos de carne, cada uno con
cuatro variedades distintas. Todo estaba muy bien presentado y era delicioso,
pero a __________ le pareció una exageración y un gran desperdicio. Era
imposible que cuatro personas se comieran todo aquello.
Ella estaba acostumbrada
a cenar sobre una mesa cubierta de polvo en el desierto o en una modesta
pensión italiana. En esas cenas ella y su padre siempre hablaban de historia,
de antigüedades o de la excavación en la que estaban trabajando.
Para acabar, estaba
el problema del anfitrión. Él intentaba ser amable, y el señor y la señora
Bennington escuchaban encantados sus comentarios, pero ella no podía. Sus
maneras, especialmente con ella, eran educadas y consideradas.
__________ sabía
que ese despliegue de encantos formaba parte del plan de Tom para que se
quedara en Hampshire. Él podía ser el hombre, más encantador del mundo, pero ___________
no podía soportar que lo fuera con ella sabiendo lo que él pensaba en realidad.
Por otra parte, Tom
no sólo se preocupaba de si le gustaba la comida, sino que parecía estar
observándola en todo momento. Cada vez que levantaba la vista, lo pillaba
mirándola con una intensidad difícil de definir.
Ella tenía el mismo
aspecto de siempre. Lo único que había hecho había sido ponerse su mejor
vestido, que era de un gris pálido y estaba muy pasado de moda, y quitarse las
gafas. Era imposible que ninguno de esos cambios hubiera captado la atención de
Tom , así que llegó a la conclusión de que su desconcertante escrutinio se
debía a su paseo bajo la lluvia. Al fin y al cabo, él la había tachado de loca
por ello.
A la hora de los
postres ya no podía aguantar más.
—Señora Bennington
—se dirigió a la vieja señora que estaba sentada frente a ella—, ¿no cree que
el duque me está mirando mucho esta noche? Me examina como si fuera un
artefacto.
—¡Cielo santo,
querida! —exclamó la señora Bennington, y se rió quedamente al mirar al duque,
y luego nuevamente a ___________—. No debería hablar de sí misma en esos
términos. ¡Un artefacto!
Tom, que estaba
sentado en el extremo de la mesa, cogió su copa de vino y, a través de sus
espesas pestañas, la miró como un león observando a su presa.
—Yo mismo podría
describirla de ese modo, señora Bennington —dijo Tom—. Los artefactos son
objetos misteriosos, intrigantes y difíciles de interpretar. Uno normalmente
emite juicios equivocados sobre ellos.
_________ apretó la
servilleta que tenía en su regazo. ¿Qué estaba diciendo?, ¿que al fin y al cabo
no era un despreciable insecto? Se obligó a relajarse y cogió su copa.
—¿Cree que soy un
misterio, señor?
—Así es, señorita
Wade.
—No veo por qué.
—Tomó un sorbo de clarete y dejó la copa—. Le aseguro que no hay nada
misterioso en mí.
—Señorita Wade,
creo que el duque tiene razón —intervino de nuevo la señora Bennington—. Desde
que dimitió, el señor Bennington y yo estamos un poco desconcertados.
—Supongo que se
sorprendieron, pero…
—¿Sorprendernos?
—la interrumpió la señora Bennington—. Que Dios nos bendiga, fue una
revelación. No es que no la comprendamos, por supuesto. En su situación, quién
no aceptaría la oferta de lady Hammond, y usted sin duda se lo merece.
Sencillamente es que no teníamos idea de que usted y la vizcondesa fueran tan
amigas. Así que, ya ve, su señoría tiene razón al afirmar que es usted un
misterio. Tan cerrada como una ostra.
___________ no
sabía qué decir, nunca se le hubiera ocurrido pensar que ella pudiera ser
misteriosa e intrigante.
—¿Lo ve? —continuó
la anciana dama—. Incluso ahora sigue callando. No pasaría nada por que fuera
más abierta o más expresiva. Con usted es imposible saber lo que está pensando
o sintiendo.
—No esperará que
los jóvenes dandis de Londres le lean la mente, ¿verdad? —añadió el señor
Bennington con una sonrisa.
—Ya no los llaman
dandis, querido —le corrigió su esposa—. Ese término ha pasado de moda, ahora
los llaman beaux.
—Puesto que todos
estamos de acuerdo en que la señorita Wade es un misterio —intervino Tom—, ¿qué
les parece si dejamos que sea ella quien escoja cuál será nuestro
entretenimiento de esta noche? Así quizá descubramos algo más sobre ella, —Dejó
su copa y se incorporó un poco. Miró a __________ como si su respuesta fuera de
vital importancia—. ¿Cuál escoge, señorita Wade?
—Debe ayudarme,
señoría —respondió ella sonriéndole—. Es usted tan atento y considerado que seguro
que ha preparado varios divertimentos para nosotros. Cuénteme qué tiene
previsto.
—Una respuesta
directa y muy hábil —dijo él riendo—. Me halaga, gana un poco de tiempo y sigue
sin revelarnos nada sobre usted. Muy bien, voy a darle varias opciones. Si
quiere música puedo traerle músicos. ¿O acaso prefiere la poesía?
—No escoja la
poesía, señorita Wade, se lo suplico —rogó el señor Bennington—. Siempre me
duermo.
—No, señor
Bennington —le riñó Tom—. No pida tal cosa. Me encantaría recitar a Byron, a Shelley
o a Keats a la señorita Wade si ella lo desea. Sus deseos son órdenes para mí.
___________ no
soportaba oírle hablar así, como si ella fuera en verdad importante para él. Y
la mera idea de oírle recitar los románticos versos de Byron le ponía los pelos
de punta. Se levantó y dejó la servilleta a un lado.
—Creo que me
gustaría ver su invernadero, señor. La señora Bennington me ha dicho que es
impresionante y nunca he tenido la oportunidad de visitarlo.
—Entonces daremos
un paseo por el invernadero —aceptó Tom, y se levantó junto al resto de
invitados—. Haverstall, mande a un lacayo para que encienda los candelabros.
—Muy bien señor —respondió
el aludido, y envió a un lacayo a cumplir el encargo.
Tom se acercó a __________
y le ofreció su brazo.
—¿Nos vamos?
Ella apoyó la mano
en el antebrazo de él y salieron del comedor con el señor y la señora
Bennington detrás.
Pasearon por el
largo camino que llevaba al invernadero. Ninguno de ellos hablaba, pero __________
podía sentir cómo Tom no dejaba de mirarla. Ella tenía la mirada perdida y
estaba concentrada en disimular sus sentimientos, pero cuando estaban a punto
de llegar a su destino no pudo evitar preguntar:
—¿Qué cree que
desvela de mí mi elección de entretenimiento?
—¿Que le gustan las
flores?
__________ no pudo
evitar reírse ante la respuesta tan rápida y tan evidente que él le había dado.
—¿Ve como no soy
misteriosa? —comentó ella—. A todas las mujeres nos gustan las flores.
—Me gusta oírla
reír.
Le tembló todo el
cuerpo y casi se quedó paralizada allí mismo, pero por suerte se recuperó a
tiempo. No contestó y continuaron el resto del camino sin hablarse.
Cuando llegaron al
invernadero, fue él quien rompió el silencio.
—Debo confesarle,
señorita Wade, que este paseo no ha sido lo que yo esperaba que usted sugiriese
como entretenimiento.
—¿Y qué esperaba
pues?
—Veinte preguntas
—le susurró al entrar en el invernadero—. Pero sólo si yo pregunto y usted
responde.
—Ni en un millón de
años —contestó seria.
A continuación,
sacó las gafas del bolsillo de su falda, se las puso y se dispuso a observar el
jardín interior que la rodeaba.
Al igual que todas
las estancias de Tremore Hall, el invernadero era enorme. El techo estaba
compuesto por paneles octogonales de cristal, y tenía como mínimo quince metros
de alto. Las paredes eran también de cristal y los paneles que la formaban
estaban separados por unas columnas de piedra que se arqueaban hasta juntarse
con las columnas que había en el centro de la habitación, como en un foro
romano. En los cristales se reflejaba la luz procedente de la casa y los
candelabros que había encima de altos pilares aportaban una luz adicional.
El señor y la
señora Bennington empezaron su paseo por uno de los extremos, pero __________,
con Tom a su lado, se colocó en el centro para tener así una vista general.
Había limoneros, palmeras y plantas de dátiles como las de Palestina, y estaba
lleno de fuentes, estatuas y bancos de piedra en los que sentarse. Flores de
brillantes colores se abrían por todas partes, muchas eran conocidas por __________,
pero otras no las había visto en su vida.
—¿Tenía razón al
decirle que era magnífico? —preguntó la señora Bennington desde detrás de las
palmeras.
—La tenía, es
magnífico —le dio la razón ____________, y levantó la vista hacia el techo
acristalado—. No había visto nunca algo así. —Entonces se dirigió a Tom—: Estoy
impresionada, señoría. Francamente impresionada.
Él le sonrió y ella
volvió a perder el aliento.
—Viniendo de
alguien que ha visto medio mundo, es el mayor de los cumplidos. Gracias.
__________ giró
sobre sí misma y cuando estuvo de nuevo frente a él dijo:
—Es muy inglés, ¿no
cree?
Él se rió y ella,
sin entender su risa, lo miró sorprendida.
—Señorita Wade,
tiene a su alrededor estatuas griegas, limoneros, bonsáis de Japón y piñas de
las islas Sándwich. ¿Cómo puede ser nada de esto inglés?
___________ no pudo
evitar devolverle la sonrisa.
—Yo creo que es muy
inglés. Mire, en Italia nadie tiene un limonero en su casa, y las palmeras de
Palestina parecen esqueletos al lado de éstas. Y, por cierto, ¿qué demonios es
un bonsái?
Él señaló la planta
que había a sus pies y ella, sorprendida ante la pequeñez del árbol, se agachó.
—Qué curioso, es un
árbol en miniatura con pequeñas manzanas. —Levantó la vista hacia él y
preguntó—: ¿Son de verdad?
—Compruébelo usted
misma. —Tom se arrodilló a su lado, arrancó una diminuta manzana y se la acercó
a los labios. Ella dudó un instante, antes de abrir la boca—. ¿Sabe que la
manzana es la fruta de la tentación? —dijo él mientras ella aceptaba la fruta
que le ofrecía.
__________ casi se atragantó al notar el tacto de
sus dedos sobre los labios. Bajo la lluvia él la había acariciado de esa misma
forma y ella volvió a sentir el calor que sintió entonces.
CHICAS... espero les guste el capi.. y gracias por entenderme sobre mis vacaciones.. ya quiero que sea viernes... =)...
Sera que todo lo que esta haciendo Tom dara resultado sobre TN y se quedara???
Cuidence
Bye =D
Te juroo q yo ya me quedaria ahiii..
ResponderEliminarMe encantooo eso de la manzana es la fruta de la tentacion!! Eso es una insinuacion..
Yo creo q no dara resultado y espero q no (tn) tiene q hacerse de rogar...
Siguelaa esta hermosa :D
Bye cuidateee ya quiero acercamiento :P
ojala de resultado perooo no solo para que trabajeee me encantooo el capitulooooo cuidateeee besos.
ResponderEliminarhay no lo se tal vez si es para que se quede pero
ResponderEliminarno (tn) tiene que ser fuerte, tiene que resistirse
a las insinuaciones de Tom... al menos un poco más :3
esta hermosa la fic Thamita sigue prontooo plisss!!!!
y sobre tus vacaciones no te preocupes vas a ver que
en menos de lo que imaginas será viernes :)
bueno bye
cuidate =D
hola! byueno estubo excelente el capi --- me gusta muchisimo la historia ... bueno cuidate y felices vacaciones :D
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