Mi Amor Platonico

Mi Amor Platonico
Y el amor roto, cuando vuelve a nacer, crece
más bello que el primero, más fuerte, más grande.


viernes, 25 de enero de 2013

"CAPITULO 6"




La mención de la familia de su madre le trajo recuerdos de un día horrible en Tánger y de la carta que había recibido de unos abogados de Londres, dos meses después de la muerte de su padre.

 

Gracias por el interés que ha mostrado por lord Durand con relación a cierta lady __________, de soltera Jane Durand, de quien usted afirma que era la esposa de sir Henry Wade. Su afirmación es imposible, ya que la honorable señorita Durand permaneció soltera hasta su fallecimiento, en la finca de su padre en Durham, en 1805, a la temprana edad de veinte años. No hay ninguna posibilidad de que pudiera ser su madre, y lord Durand lamenta no poder serle de mayor ayuda en este asunto. Cualquier otro intento de obtener dinero o protección del señor será inútil.

 

Al acordarse de la carta, volvió a sentir todo el miedo que sintió entonces, el nudo que le apretaba el estómago al pensar que estaba sola, que el dinero se le estaba acabando, que nadie iba a ayudarla y que ya no poseía nada de valor. Nada, excepto el pasaje a Inglaterra.

___________ alejó los recuerdos de ese día en Tánger. No quería hablar sobre la familia de su madre o sobre la vergüenza de sentirse ignorada y rechazada.

—Mamá nunca hablaba de sus parientes.

—Algo tuvo que decirte.

Presionada, ___________ admitió:

—Sé que mi abuelo era un barón, pero nada más. Mi madre murió cuando yo tenía ocho años, y mi padre y yo nunca hablamos de él.

—Un barón. ¿Sabes al menos su nombre, o dónde vivía?

—No —mintió.

—Pero ¡eso es sorprendente! ¿Qué clase de padre deja a su hija sin familia, sin recursos y sin protección al morir, y sin decirle a quien puede acudir?

—¡Mi padre no era tan inconsciente como lo describes! —gritó ___________, obligada a defender a su padre—. Era un hombre vital, no podía imaginarse que iba a morir tan de repente. Era el padre más cariñoso que nadie podría tener, y me insulta que digas lo contrario.

Viola calló. Al cabo de un momento dijo:

—Has hecho bien en reprenderme, __________. Me siento avergonzada. Mi única excusa es que me preocupa ver a una chica joven sola, sin protección, obligada a trabajar, pero no he debido entrometerme en tus cosas. Por favor, acepta mis disculpas.

En verdad parecía avergonzada, y ___________ recapacitó.

—Por supuesto.

—¿Os quedasteis en Creta después de la muerte de tu madre?

—No, nos fuimos de la isla unos meses más tarde. Papá no podía quedarse allí. Demasiados recuerdos. Se le rompió el corazón cuando mamá murió.

—¿Y el dolor le obsesionó? —preguntó Viola, en un tono algo agresivo—. Eran felices, pero cuando ella murió ¿él abandonó sus obligaciones, a sus hijos? ¿Acaso su pena le hizo perder el juicio?

___________ estaba sorprendida ante ese repentino cambio de tono de la conversación.

—¡Qué preguntas tan raras haces! Claro que estaba triste, pero nunca abandonó sus obligaciones. Nunca me ignoró, ni perdió el juicio.

Viola sacudió la cabeza como si diera por concluida una conversación privada.

—Confieso que estaba pensando en otra persona. Lo siento. ¿Adónde fuisteis cuando dejasteis Creta?

—A Palestina. También estuvimos en Petra, Siria, Mesopotamia, Túnez y Marruecos. Las grandes excavaciones suelen durar varios años, pero después de la muerte de mi madre, mi padre era incapaz de pasar mucho tiempo en el mismo lugar.

—Pero ¿y qué pasaba con vuestra vida social?

—Nunca tuvimos mucha. Alguna cena ocasional con unos amigos de papá en Roma, eso es todo.

—¿Ninguna fiesta? ¿Ningún baile?

—Me temo que no. —__________ negó con la cabeza, sonriendo—. Ni siquiera sé bailar. No hay muchas ocasiones para hacerlo en medio del desierto. Estoy más acostumbrada a la compañía de asnos, camellos, árabes y viejos y pesados arqueólogos.

—Has tenido una vida fascinante, ___________, pero hay tantos placeres que te has perdido…

—Tal vez, pero he disfrutado cada instante. Echo de menos a mi padre, pero creo que a él le habría gustado que viniera a Inglaterra una vez él hubiera muerto. Quería que conociera este país. Por eso aceptó la oferta del duque para venir aquí.

—¿Has estado en Londres?

—No. Viajé con una caravana de especias desde Marruecos a Tánger, Luego tomé un barco hasta Portsmouth y de allí vine directamente a Tremore Hall.

—¡Una caravana de especias! —Viola empezó a reír.

__________ la miró perpleja.

—¿He dicho algo divertido?

Aún riendo, la otra mujer negó con la cabeza.

—¿Divertido? ¡Oh, __________!, dices las cosas más extraordinarias sin inmutarte; como si viajar en caravanas fuera lo más normal del mundo.

—Bueno, es normal —contestó ella uniéndose a su risa—, aunque quizá no aquí, en Hampshire.

Las risas se fueron calmando y la vizcondesa miró pensativa a ___________.

—Marruecos, Palestina, Creta. No puedo evitar pensar que debes de encontrar Tremore Hall bastante aburrido en comparación.

—¡Oh, no! Para mí, vivir aquí es un lujo que aún no me puedo creer. Debo reconocer que dormir en un colchón de plumas es mucho mejor que en un saco en una choza de piedra o en una tienda en el desierto.

—Cielos, me imagino que cualquier mujer lo cree. ¿Así que te gusta estar aquí?

—Sí, me gusta. Cuando llegué a Inglaterra tenía la extraña sensación de que volvía a casa, aunque nunca hubiera estado aquí. Todo en Inglaterra es tan fresco, tan verde, tan bonito comparado con los áridos desiertos en los que he vivido… Es como mi madre decía que era. No quisiera irme nunca.

—¿Y qué piensas de Tremore Hall?

—Me temo que no he visto demasiado. He estado muy ocupada con los trabajos de la excavación y no he tenido tiempo para explorar, aunque he paseado varias veces por los jardines. Es una propiedad espléndida, pero intimida un poco cuando llegas por primera vez.

—Sí —confirmó Viola—, sé a lo que te refieres. Cuando era niña, estuve en un internado en Francia varios años. Al vivir fuera, me olvidaba de lo intimidante que era, pero lo recordaba en cuanto volvía. Tom nunca me dejaba cambiar nada. La historia familiar y todas esas cosas.

—Puedo entenderlo.

—Sí, claro, ____________, pero tú también entiendes su afición por las vasijas de barro. Si ésta fuera tu casa, sin duda serías como Tom, y te negarías a redecorar nada.

A ___________ se le cortó la respiración al sentir cómo una oleada de anhelo la inundaba ante el inocente comentario, pero la apartó de golpe. Aquélla no era su casa. Ella no tenía casa.

—Hay una cosa que sí cambiaría —contestó, obligándose a sonar relajada—. Quitaría esas horribles gárgolas de la escalera principal y las tiraría a la basura.

—Son horribles. Cuando era pequeña me causaban pesadillas. Quizá cuando Tom se case, su duquesa las tire para que sus niños no tengan miedo.

A ___________ se le representó la imagen de Tom con su duquesa y sus niños pero la apartó de su mente, levantando la barbilla para disimular su expresión.

—¿Y a ti te gustaría casarte? —preguntó Viola, interrumpiendo sus pensamientos.

—Yo… —respiró hondo y se agachó debajo de la mesa para sumergir otra vez el pincel en el agua—, nunca lo he pensado —contestó, a la vez que se incorporaba. Reanudó su trabajo y no miró a la mujer que tenía enfrente—. No es probable que ocurra nunca.

—¿Por qué dices eso?

—Soy consciente de que soy una mujer corriente, y ya un poco mayor a mis veinticuatro años. Tengo pocas oportunidades de conocer gente nueva. Y si me casara, sería sólo por un gran, profundo y duradero amor. Así que ya lo ves —añadió, levantando la vista y sonriendo levemente—, lo tengo absolutamente todo en contra.

Viola no contestó, pero __________ podía notar cómo su nueva amiga la miraba mientras ella centraba de nuevo la atención en su trabajo. Pasados unos minutos, Viola rompió el silencio.

—Es una pena que no hayas estado en Londres.

__________ levantó la vista sorprendida por el cambio de tema.

—Me gustaría, quizá vaya algún día. ¿Vives allí con tu esposo?

—Depende de la época del año —contestó Viola—. Yo paso el otoño y el invierno en Enderby, nuestra finca en Chiswick, a las afueras de Londres. Mientras, Hammond está en Hammond Park, en Northumberland. En primavera, alquilamos una casa en la ciudad, donde pasamos juntos la temporada social. En verano, yo voy a Brighton y Hammond regresa a Northumberland. Es un arreglo que nos conviene a ambos, ya que sólo nos exige pasar juntos unos pocos meses al año. Lo suficiente para mantener las apariencias.

__________ estaba sorprendida, pero lo disimuló. Sentía compasión por su nueva amiga.

—Ya veo —murmuró.

—Yo mantengo Enderby muy animado en invierno —continuó Viola con cierto tono de amargura—. Celebro fiestas constantemente a las que asiste mucha gente, no me gusta estar sola. —Se interrumpió y rió entrecortadamente—. Mírame, aquí compadeciéndome. Debería avergonzarme. Mi única excusa es que eres una gran oyente, ___________.

—No tienes que avergonzarte de sentirte sola —dijo __________ amablemente—. Yo también sé lo que es estar sola. Gran parte de mi vida la he pasado en desiertos, lejos de cualquier sitio; lugares en los que yo era la única mujer inglesa en kilómetros a la redonda. Papá y yo estuvimos un invierno en Roma, y, mientras él pasaba el tiempo con otros académicos y restauradores, yo vagaba por bibliotecas y museos, leyendo todo lo que podía encontrar sobre Inglaterra. Historia, política, sociedad, costumbres. Me encantaría poder conocer Londres algún día.

—Oh, ___________, ¡me gustaría tanto ser yo quien te la enseñara! Es una ciudad tan excitante… Me encantaría que pudieras venir conmigo cuando me vaya a Enderby. Serías muy buena compañía, y Chiswick está a sólo una hora de camino de Londres. Si estuvieras allí durante la temporada, podrías venir con nosotros a la ciudad, y te presentaría en sociedad. Incluso podríamos encontrar a la familia de tu madre.

—Eso es imposible —contestó ___________. Tom estaba allí, y ella no podía imaginarse abandonando Tremore Hall en un futuro próximo—. Aún tengo mucho que hacer.

—El museo de Tom abrirá en marzo. ¿No podrías venir entonces?

—No. Aunque el museo esté abierto, tendré que continuar trabajando en la excavación. Dudo que esté completamente acabada antes de cinco años.

—Lo entiendo, pero es una auténtica pena. —De repente, Viola suspiró contrariada—. Oh, Dios, tengo que volver. Si mi hermano descubre que me he escapado de su excavación se disgustará conmigo. Él siempre trata de que me interese por cosas intelectuales.

Viola se dirigió a la puerta, pero de camino se volvió y la miró una vez más.

—Otra cosa, ___________: tú sabes que la belleza no significa nada.

____________ vio cómo su nueva amiga desaparecía en el pasillo, y sonrió un poco forzadamente.

—Las mujeres guapas siempre dicen eso —murmuró hacia la puerta vacía.
 
CHICAS... aqui con un nuevo capi.. ahiii yo creo que el lunes les subo el capí donde  Tom dice algo de TN... que a nadie le agradara...... pero se tendran que aguantar jajaj
espero les guste el capi.
 
Cuidence
Bye =)

5 comentarios:

  1. que mala eres mas encima nos dices que vamos a sufrir,, pero me encanto el capitulo.

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  2. enserio si vamos a sufrir??? hay... Tamitha que eres mala... jeje me gusto mucho el capi sube pronto.

    bye
    cuidate
    :D

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  3. como que no me va a agradar Tami?? espero que no me den ganas de golpear a Tom en su orgullo... jaja esperare el capitulo :)
    besos

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  4. Tamithaa siguelaaa esta hermosa.. Igual uede intrigada con la familia de de la mamá de (tn).. Hay Tom cuida tus palabras ahhhaha.
    Bye cuidate :D

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  5. ooooooooooohhhhh por dios! esta fascinante tu historia ... como es que tom dira algo de ella -.- mientras no le diga cuatro ojos o tonta todo esta bien aunque ya me imagino no que dira ¬¬ malvado! sale nena cuidate y que estes bien, chau :D

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