Mi Amor Platonico

Mi Amor Platonico
Y el amor roto, cuando vuelve a nacer, crece
más bello que el primero, más fuerte, más grande.


lunes, 21 de enero de 2013

"CAPITULO 2"




Tom se recostó en la bañera de cobre con un suspiro de satisfacción. Dios, estaba cansado, pero el trabajo había merecido la pena. El suelo de la estancia que él y los trabajadores habían descubierto esa mañana era extraordinario.

También habían encontrado una pared entera llena de frescos, dañados y medio descoloridos, pero que parecían muy eróticos. Tenía que acordarse de contárselo a Marguerite, especialmente el que mostraba al amo de una casa como si fuera el dios Príapo con el pene en uno de los platos de una balanza, y barras de oro en el otro. No había necesidad de decirle a Marguerite qué lado parecía el más pesado. Las amantes siempre entendían ese tipo de chistes.

—¿Señor?

Abrió los ojos y se encontró con Richardson de pie al lado de la bañera con una pastilla de jabón y un nuevo cubo de agua humeante. Tom se incorporó un poco para que su mayordomo pudiera lavarle el pelo y disfrutó del aroma del jabón de limón y de la sensación de quitarse de encima toda la suciedad y el polvo de un día de trabajo.

Cuando Richardson hubo acabado, Tom se levantó y salió de la bañera. Cogió la toalla caliente que le ofrecía su mayordomo y empezó a secarse mientras éste abandonaba la habitación.

Pensar en Marguerite hizo que Tom cayera en la cuenta de que hacía meses que no veía a la belleza de ojos y cabello negros. Hacia un año que era su amante, pero apenas la había visitado en media docena de ocasiones. La excavación de Tremore había captado toda su atención y lo había mantenido alejado de la casa que él le había comprado, a las afueras de Londres.

Tom tiró la toalla y se peinó el pelo aún mojado con las manos. Después se dirigió a su dormitorio, donde Richardson le esperaba con una camisa de lino y un batín de seda de jacquard negro y dorado. Levantó los brazos para que le pasara por la cabeza la camisa y entonces la puerta se abrió y entró un sirviente.

—Lady Hammond está aquí, señor —dijo el mozo haciendo una reverencia.

—¿Viola? —Tom no esperaba a su hermana, y miró sorprendido por encima del hombro al sirviente mientras su mayordomo le abotonaba la camisa.

—¿Cuándo ha llegado?

—Hace un cuarto de hora, señor.

Tom profirió un insulto. Si Hammond había avergonzado otra vez a Viola con un escándalo, iría a por la cabeza de ese sinvergüenza.

—Dígale a la vizcondesa que enseguida estaré con ella, y haga traer madeira y oporto.

—Muy bien, señor. Lady Hammond ha dicho que le esperaría en su sala de estar.

El sirviente se fue y Tom introdujo los brazos en las mangas del batín. Unos minutos más tarde, salió de su habitación y fue a la de su hermana, que estaba justo en el otro extremo del pasillo. Un sirviente le abrió la puerta para que entrase. La salita era una fantasía barroca de terciopelo rosa, brocados blancos y adornos dorados, que conjuntaban perfectamente con la belleza dorada y el carácter fuerte pero femenino de Viola.

La preocupación de Tom de que la visita se debiera a malas noticias se disipó cuando su hermana lo vio y empezó a reírse. Ese sonido lo tranquilizó, y media sonrisa se dibujó en su rostro. Estaba contento de oírla reír. Era mucho mejor que oírla llorar por culpa de su desgraciado marido.

—¿Qué te parece tan divertido?

—Tú —dijo ella levantándose del sofá—. Pareces un decadente potentado turco con ese batín y esa expresión en la cara. Es como si estuvieses a punto de ordenar que le cortasen la lengua a alguien.

—No, la lengua no —contestó él, cogiéndole las manos—. Lo que tenía en mente era más bien la cabeza de Hammond.

Viola lo besó afectuosamente en las mejillas y le dio la espalda. A Tom no se le escapó que ella no lo miraba a los ojos.

—No hay necesidad de hacer algo tan drástico, querido hermano —dijo, y volvió a sentarse en el sofá.

—¿Quieres decir que finalmente ha decidido comportarse? —Tom se sentó en la silla a rayas rosas y blancas que estaba delante de ella.

Antes de que pudiera responder, una criada entró en la habitación con el oporto, el madeira y dos vasos. Colocó la bandeja en una mesa al lado de Viola y salió.

—Tú quieres oporto, por supuesto —dijo Viola, y sirvió el vino.

—¿Se está comportando o no? —Tom se inclinó hacia adelante para coger el vaso de manos de su hermana—. Mírame, Viola, y dime la verdad.

Viola buscó sus ojos.

—La verdad es que no lo sé. Hammond no me informa de sus actividades, pero ayer descubrí que su más reciente afición son los baños de mar.

Por su tono de voz, Tom supo que nada había cambiado.

—¿Hammond está en Brighton?

—Su llegada, por supuesto, me ha obligado a partir de allí de inmediato.

Tom frunció el ceño.

—No puedes evitarle para siempre, Viola. En lo bueno y en lo malo, es tu marido, y tú apenas has pasado dos semanas con él este último año. Las habladurías están descontroladas. Incluso hasta aquí, a Hampshire, han llegado los rumores.

—Hablando de rumores —le interrumpió ella—. He oído varios acerca de ti últimamente. —Levantó su copa y le dirigió una mirada inquisitiva a su hermano—. ¿Es posible que pronto tenga una hermana?

Sus palabras irritaron a Tom. No porque ella le hiciera tal pregunta, sino porque no le gustaba nada ser objeto de rumores y especulaciones.

—Ah —dijo él, y tomó un sorbo de oporto—. Veo que las noticias de mi último viaje a Londres han llegado hasta la costa de Brighton.

—¿Pensabas que no lo harían? —contestó Viola sonriendo—. El magnífico duque de Tremore, un hombre que nunca baila en las fiestas, que ni muerto entraría en Almack's, que evita a las jovencitas de impecable linaje como si tuvieran la peste, de repente lleva las esmeraldas ducales a Londres para que las limpien. La mayoría de nuestros amigos creen que es un claro indicio de que va a haber una duquesa. ¿Vas a casarte finalmente? Por favor, dime que sí. Nada me gustaría tanto como saber que has encontrado a alguien que te hace feliz.

Él estudió la cara de su hermana por encima del borde de su vaso sin decir nada durante unos instantes. ¿Cómo podía una mujer casada con un hombre como Hammond ser aún tan optimista sobre la felicidad en el matrimonio?

—Sí, me voy a casar —le confirmó.



CHICAS... espero les guste el capi.... todavia falta para que Tom se fije en TN.. pero esperemos que pase rapido jajaja xd... vieron Tom se va a casar... =/... ahi esperemos que cambie de idea...

Las Quiero
Bye =)

4 comentarios:

  1. o.o que no se case sin fijarse en tn por favor aun nooo cuidate me encanto sube pronto besotess

    ResponderEliminar
  2. NOOO!!! por que.... Tamitha por que... no Tom... ahhh!!! haaaay dios que drama jajajaja

    estoy de acuerdo con el comentario anterior, Tamitha sube pronto que me encanto!!!

    bye cuidate

    ResponderEliminar
  3. Que ni se atrevaa!! Hay ya odio a la susidicha hahahaha ni la conosco pero en fin..
    Esta interesantee ya quiero saber como es q Tom se fijara en )..
    Siguelaa :D bye cuidate

    ResponderEliminar
  4. se va acasar?? nooo q se fije en TN primero, aunq sera interesante... comprometido y fijandose en alguien mas... o casado...
    ya quiero leer mas
    cuidate :)

    ResponderEliminar